miércoles, 21 de enero de 2009

Primera entrega del relato del viaje en bici entre Bariloche y Rawson

Introducción:
El relato que sigue pretende trasmitir todo lo que viví en mi viaje a la Patagonia Argentina entre los días 26 de diciembre de 2008 y el 11 de enero de 2009, período en el que uní -viajando en bicicleta- las ciudades de Bariloche (Provincia de Río Negro) y la de Rawson (Provincia de Chubut).
La idea del viaje no solo era de disfrutar y conocer los paisajes impresionantes de los que ya me habían hablado mis amigos y conocido por fotos, ni tampoco se limitaba a cumplir con un desafío personal físico-deportivo de pedalear por casi 1000 kilómetros a lo largo de rutas y caminos del sur de nuestro país. El concepto del viaje fue el de transportarme a un lugar distinto del que vengo, la Ciudad de Buenos Aires, en búsqueda de paz y tranquilidad y tomar contacto directo con la gente que vive y hace día a día a los rincones de la Patagonia, empaparme con su cotidianeidad, su cultura, su pasado y presente. Creo que cubrí ampliamente mis expectativas ya que la Patagonia me atrapó, dejándome ganas de volver y seguir conociendo más lugares, rincones, historias y gente.
Desde el punto de vista físico, el viaje era todo un desafío ya que el terreno a recorrer tiene una topografía absolutamente distinta a la que estoy acostumbrado a transitar en la zona pampeana con las salidas que hago con los Megabikers, con Marcelo Adam o los entrenamientos con los chicos de los Olleros Bikers. El clima también es distinto. Los vientos que a veces nos molestan en las salidas por los alrededores de Buenos Aires pueden parecer suaves brisas en la indómita Patagonia. Gracias a Dios pude hacer el recorrido sin mayores contratiempos físicos, las subidas las supe encarar con mucha voluntad, sin apuro, tirando cambios con lo que evité desgastes y calambres. A los vientos en contra los enfrenté con más ánimo que fuerza y siempre llegué a destino. Tuve mucha suerte con el tiempo ya que no me llovió ni un solo día del recorrido (salvo una fuerte tormenta que pasó desde la Cordillera de los Andes con destino al océano Atlántico, mientras estaba parando en Tecka) y salvo en la última etapa no tuve días de calor excesivo.
El trayecto –punto de partida y destino final- lo planifiqué poco tiempo antes de salir. No me propuse etapas bien definidas ya que tenés que estar ahí para saber, en cada jornada, hasta donde podrás llegar de acuerdo a un conjunto de factores (terreno, superficie del camino, estado del tiempo, cansancio, estado físico, lugares de interés para conocer, etc.).
Con la bicicleta no tuve en cuenta nada en particular. Tengo mi Vairo 4.0 estándar, salvo los pedales Shimano, con portaequipajes marca Topeak (muy fuerte). Las alforjas y un bolso delantero son de Halawa (muy buenos y súper resistentes). Me llevé herramientas, cámaras de repuesto, y muchas ganas de que no me pase nada. Las cubiertas –de serie en mi bici- me parecieron ideales para el trayecto realizado (ripio / asfalto): Kenda K-Wick. En definitiva, creo que fue por la buena onda que le puse al viaje que no rompí nada de la bicicleta pese a que transité terrenos bastante ásperos (por ejemplo el camino a Cholila, la Huella de los Rifleros entre Trevelin y Tecka) y lo que puede parecer increíble: en los casi 1000 km de recorrido NO TUVE UNA SOLA PINCHADURA.
El viaje se lo puede dividir en dos etapas, cada una de ellas con sus particularidades. La primera, entre Bariloche y Tecka, se caracterizó por el terreno montañoso, paisajes que te dejan sin palabras, atravesando dos parques nacionales (Nahuel Huapi y Los Alerces) y el Valle 16 de Octubre –Cwm Hfryd en galés o Valle Encantador-. La segunda, entre Tecka y Rawson, transcurre entre la meseta patagónica con su soledad única, horizontes indescriptibles, pampas infinitas, la presencia del río Chubut con sus Altares, y particularmente su historia trazada por los tehuelches y los colonos galeses que han recorrido la zona insuflándole un espíritu que se siente en cada rincón que visitas.
Los puntos en que los que hice escala durante el recorrido fueron los siguientes: Bariloche (RN), Villa Mascardi (RN), El Hoyo (CH), Cholila (CH), Lago Verde (PN Los Alerces – CH), Trevelin (CH), Tecka (CH), Paso de Indios (CH), Los Altares (CH), Villa Dique Florentino Ameghino (CH), Gaiman (CH) y Rawson (CH). Básicamente seguí la ruta nacional 40, la ruta Provincial 71 (PN Alerces), la ruta provincial 34 (Huella de los Rifleros entre Trevelin y Tecka), la ruta 62, la Ruta Nacional 25 y el hermoso “camino de las chacras” entre Gaiman y Rawson.
Recorrí con la mejor onda 1051 kilómetros aproximadamente (951 en bicicleta) y fue, sin lugar a dudas, una experiencia única.
El viaje lo relato jornada por jornada, desde mí partida en micro desde Buenos Aires con destino a Bariloche hasta mi regreso -por el mismo medio- desde la capital de la Provincia de Chubut: Rawson.

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