jueves, 16 de diciembre de 2010

LOS PUENTES SOBRE EL SALADO. RAMON BIAUS - ACHUPALLAS - GDOR. UGARTE

Extraña señal que marca el límite entre los Partidos de Alberti y 25 de Mayo.
Quienes llegaron???
Puente del FFCC Cia. Gral. caído
Estación Achupallas
Paisaje desde el terraplén ferroviario.

Gracias a Elsa que propuso hacer la afamada travesía por los puentes ferroviarios que sortean el Río Salado, pude volver al inagotable oeste provincial. Me refiero a ese sector cercano a las ciudades de Chivilcoy, Alberti y Bragado que es atravesado por varias líneas ferroviarias –desactivadas casi todas- y también por las huellas del Salado que de algún modo rompe con la monotonía topográfica que impone la llanura pampeana.

Qué linda que es la zona! Y para confirmarlo desde el principio bastó con salir desde Ramón Biaus, un pueblo que era visitado por el ferrocarril Compañía General y que pese a que hoy no se puede llegar sino por caminos de tierra, el lugar va para arriba y parece tener mucha actividad. La estación –con su estilo afrancesado- está muy bien cuidada y recientemente se reinauguró un restaurante muy lindo en el que tuvimos el gusto de tomar y comer algo a la vuelta de la vuelta que nos llevó hasta Achupallas y Gobernador Ugarte.

Entre los puntos a visitar se interpone el Salado -y sus tributarios-, rio que parece aburrido, amable, de llanura, pero que tiene su carácter y como prueba se puede ver cómo quedaron volteados los puentes ferroviarios por los que ya no pasan trenes. No hay caminos directos entre Ramón Biaus y Achupallas y es por eso que para llegar hay que trepar a las vías, pasar los puentes volteados parcialmente, cruzar campos sembrados –hermosos trigales, maizales, plantíos de soja súper prolijos por efecto del venenoso glifosato-, pastizales y terrenos indescriptibles, de todas las texturas, durezas y niveles de humedad, campos llenos de cardos y la dolorosa combinación de cardo/maíz/alambre de púas/yuyo urticante.

Tras pasar extensos trigales que estaban siendo cosechados llegamos al cruce de las vías del FFCC Compañía General y el FFCC Oeste –Ramal Gorostiaga / Anderson-, paso a nivel que permite tener un mirador de más de diez metros de altura en medio del campo.

Trepando terraplenes de la trocha angosta y superando puentes cruzamos luego el arroyo Chivilcoy y finalmente el Salado. Tras atravesar un campo plantado con maíz -que ya están queriendo alcanzar los dos metros de altura- llegamos a Achupallas.

Almorzamos muy bien en Las Tinajas, restaurante atendido por sus dueños que tiene un jardín que se prestó para echarnos una siesta copada, todos tirados en el piso como una jauría de perros salvajes después de haberse comido un buey en el Serengeti.

Daba para dormir un poco más pero tuvimos que partir, pasamos por la estación –inmaculada- y salimos para el pueblo Gobernador Ugarte. Dicen que en Ugarte pasan cosas raras pero ese día estaba todo bien, algo de arena al ingreso, pero finalmente uno llega a la estación y está muy linda, con una decoración muy loca pero impecable. Ugarte esta partido en dos por el límite entre los partidos de Alberti y 25 de Mayo y llamó la atención una curiosa señal –que funciona a modo de hito- que señala la línea divisoria.

Volviendo a Biaus llegamos al puente del FCO sobre el Salado. Imponente obra que hoy se encuentra deteriorada pero en pie. Y justamente al pie del puente nos echamos a descansar y se dio justo uno de esos momentos en que se alinean los ánimos, el clima es ideal, la brisa sopla a la velocidad más copada y el sol ilumina pero no jode. La pasamos muy bien en ese momento.

Para salir de ese oasis nos encontramos con pastizales violentos y altísimos pero la onda de la salida era: “Ok, el camino queda para allá. Pero hay un pastizal de dos metros de altura, alambrados y un campo plantado de maíz en el medio, no importa, los atravesamos!”.

Llamativamente nadie pinchó y eso que las ruedas pisaron los terrenos más raros, verdadero y auténtico rural bike.

Jorge

Link con fotos:

http://picasaweb.google.com/jorgelusona/FOTOSSALIDABIAUSACHUPALLASUGARTE

martes, 23 de noviembre de 2010

A LA BÚSQUEDA DEL APEADERO MECHA. LA LAGUNA DE BRAGADO Y ALBERTI.

Atardecer ferroviario en Mechita. Mirando el horizonte y la puesta del sol uno se da cuenta de por qué el Ferrocarril Sarmiento se llamaba Ferrocarril Oeste.
Barrio Ferroviario en Mechita
Apeadero Mecha. A poca distancia de la estación Mechita.
El servicio local con destino a Bragado.
Monumento en la entrada de la ciudad de Bragado. A pocos metros se pueden ver caballos de carne y hueso haciendo la misma pose.

Cuando voy a Alberti a dar clases no solo llevo el material de estudio sino la bicicleta y siempre hago negocio ya que hay lugares fantásticos para visitar en un radio de 30 kilómetros. Además en esta época del año los días son más largos, el clima esta precioso y el campo explota de vida.
La idea era no hacer un recorrido muy largo ya que estaba partiendo de Alberti a las 16 hs. Pasé por una almacén en donde me anunciaron enormes arenales en los caminos pero se que la gente de Alberti a veces exagera un poco y esta vez no fue distinto. Había arena –algunos tramos con mucho polvo- pero menos que en otras oportunidades.
Tomando el camino de tierra que te lleva a Villa María y Coronel Seguí rodeado de trigales que empiezan a dorarse y plantaciones de maíz, y con un acentuado viendo cruzado empecé a ver un montón de bichos: una imprudente culebrita verde que estaba tomando sol en medio del camino, un enorme lagarto haciendo lo mismo y que luego se ocultó en una especie de cueva. Miles de aves y más aún en los sectores bajos en los que se acumula agua.
Gran parte del trayecto que hice es el mismo que el de la carrera “Doble Bragado Terra”, pero sin el vértigo de la competencia. Más lindo.
Una vez que agarré para el oeste crucé el rio Salado y me adentré en el partido de Bragado. Por caminos muy lindos llegue a la ruta 42 para luego tomar la N°46 y entrar al parque municipal que se asienta sobre la laguna de Bragado que ofrecía una hermosa imagen con el reflejo del sol en retirada.
Pude ver que han hecho nuevas obras hidráulicas en la laguna que regulan el flujo de agua que va a parar al llamado Canal Bragado que conecta al espejo de agua con el rio Salado.
El día estaba muy lindo y había mucha gente pescando en el canal que esta resguardado por dos terraplenes de más de diez metros que surgieron cuando se construyó el canal.
Siguiendo la línea de tren del FCO visualicé el apeadero Mecha. Parada ferroviaria que se utiliza para la gente que vive o trabaja en los viejos talleres de Mechita. No tiene cartel nomenclador en el prolijo andén pero si uno viene circulando por el camino que se encuentra al sur de la vía puede ubicarlo por una señal instalada recientemente.
Poco antes de llegar al apeadero vi pasar el ten que cubre el servicio local que va a Bragado encabezado por una B & L naranja furioso.
Visité el edificio de la oficina de Control Mecha, el barrio ferroviario de Mechita con sus callecitas angostas y casas muy pintorescas.
Tomé un refrigerio y como se hacía de noche apuré el paso. A mitad de camino, cerca de la abandonada estación Larrea vi un extraño hito con base de cemento al costado del camino y llegué al salado en el que retozaban dos coipos ajenos a todo. Hermoso momento del día con el sol poniéndose y una paz total.
Ya de noche divisé el perfil del imponente frente del cementerio de Alberti para terminar una nueva vuelta por el oeste bonaerense que promete más y más.
Jorge


domingo, 31 de octubre de 2010

CHACABUCO - O'BRIEN - SAN EMILIO - LOS TOLDOS - ZAVALIA - MORSE - IRALA CON LOS MEGABIKERS!!!

Chacra de la comunidad mapuche con el estandarte que los distingue. Cerca de Los Toldos.
Típica campana suministrada por la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires.
El grupo completo con los amigos de Los Toldos en la Escuela Olegario Andrade.
Las sombras proyectadas desde la ruta. Volviendo a Los Toldos.
Mapa con el recorrido y los lugares visitados. Como referencia se pueden ver las ciudades de Junin, Bragado y Alberti.
Cuando Ale Pol propuso una nueva salida con alforjas no lo dude un instante ya que el grupo Megabikers tiene muy buena onda y siempre es gratificante salir juntos. Además el recorrido propuesto -que tocaba algunos lugares que ya había visitado (ver http://biketripargentina.blogspot.com/2009/06/bragado-gral-obrien-san-emilio-los.html ) era muy tentador.
Fue así que nos encontramos bien temprano un sábado de octubre en la Ciudad de Chacabuco, ciudad enorme y pujante. Desde la lindísima plaza principal partimos hacia el sud oeste pasando por el cementerio de la ciudad con sus enormes paredones por si se escapan los muertos.
Al toque cuando le dijimos adios al asfalto descubrimos lo que sería nuestra compañía a lo largo del viaje: la arena, si, la arena, esa arena tan propia de la zona que hace que te partas las piernas para avanzar. Por suerte teníamos un lindo viento a favor que nos ayudó a superar sin inconvenientes el primer tramo sin paradas hasta la localidad de O'Brien.
Tras atravezar el Río Salado, llegamos a O'Brien fuimos atendidos por la gente del museo que se asienta en la Estación de lo que fuera el FCO. La onda de la gente fue genial. Improvisamos un almuerzo en la plaza, donde al igual que en otras partes del pueblo los árboles fueron bautizados por la gente con nombres tales como “El Solitario” -enorme eucalipto a la entrada del pueblo- y “Los gemelos” para dos cipreses añosos.
Hasta O'Brien se acercaron los amigos del grupo toldense “Ciclo Aventura” de Lisandro Coliqueo, quienes nos acompañaron hasta la próxima parada en San Emilio y luego hasta Los Toldos. Qué buena onda el grupo de Coliqueo, realmente copados por la compañía y el aguante que le hizo a muchos compañeros que venían cansados por el inevitable desgaste físico producto de arena.
En San Emilio visitamos el museo que al igual que en O'Brien se asienta en la Estación. DE San Emilio a Los Toldos solo fue un rato pero los casi 80 km acumulados se hicieron sentir.
En Los Toldos todo fue una fiesta. La pasamos muy pero muy bien.
El domingo, tras desayunar, nos fuimos de recorrida por la inagotable localidad de Los Toldos que ofrece lugares que no solo gratifican la vista sino el espítitu. Visitamos la casa natal de Evita, y previa escala en la hermosa casa de Lisandro, iniciamos un hermoso recorrido por la zona que se conoce como “La Tribu” por que es asiento de la comunidad mapuche toldense. Nos contó Lisandro que fue Mitre quien le entregó al Cacique Coliqueo miles de hectareas como retibución por los servicios prestado en la protección de la mal llamada frontera que separó a la mal llamada civilización de los pueblos originarios. Hoy es una zona que ofrece al que la visita un interesantísmo acervo cultural. Llama la atención la cantidad de escuelas rurales que se han levantado en otros tiempos y que hoy siguen funcionando pese al éxodo que ha sufrido el entorno rural.
El recorrido fue espectacular. Por caminos angostos y sinuosos, atravezando médanos, y tras pasar por varias chacras en las que se hacía flamear la bandera del pueblo mapuche, llegamos al Centro energético La Olla. Impresionante formación topográfica, un verdadero “crater” formado por el asentamiento de médanos otrora vivos que reinaban en la zona hace muchos años atrás. Haciéndome el piola me mandé a la olla con la bici lo que me sirvió para descubriri que pese a la energía del lugar no es sencillo salir de ella pedaleando y que estaba lleno de rosetas que terminaron adheridas a las cubiertas. En la olla -con el debido respeto- improvisamos una danza ritual que nos hizo cagar de risa (Ver video de Dario: www.youtube.com/watch?v=h-HqWNYvAj8 )Con un hambre indescriptible y cansado de tanto pedaleo, pero con el espíritu por las nubes llegamos a la Escuela Rural N°18 “Olegario Andrade” donde la mestra y su cocinera nos recibieron con empanadas, choripanes y variedad de bebidas. Fue un momento genial todos sentados en el comedor del colegio comiendo y riendo. De postre pintaron unas tortitas negras y café. La escuelita esta espectacular y la disfrutan los actuales estudiantes -solo cinco- y lo harán todos los que vendrán en el futuro.
Pasamos luego por la fábrica de quesos “El Holandes” y por el Monasterio Benedictino para llegar a Los Toldos cuando la noche estaba ganando la jornada.
Al día siguiente -con pesar- emprendimos la vuelta a Chacabuco. Salimos de Los Toldos con un notable viento en contra -que nos acompañaría hasta el final- pero con el apoyo y compañía de la gente de Lisandro.
Fue sufrido el pedaleo, pero llegamos al pueblo de Zavalía -pueblo que se asienta en el ramal del FCO que va de Suipacha a Bayauca- ayudándonos entre todos y gracias al energizante más efectivo: la buena onda del grupo.
Con el viento golpeándonos la cara llegamos al pueblo de Morse, que se asienta en el partido de Junin. “Cuna de cosecheros” reza el cartel de la entrada y así parece ser. En su ejido pudsimos ver que tiene un museo a cielo abierto con gran cantidad de maquinaria agrícola usada en los tiempos en los que no existían los motores ni el GPS. Almorzamos en la plaza, visitamos la estación y viajando en paralelo al ramal Chacabuco – Germania del BAP, llegamos al siguiente punto: Irala. Un pueblo hermosísimo y un verdadero oasis después de lo que nos hizo tributar el durísimo camino.
Siguiendo las vías del BAP llegamos a la abadonada estación Villafañe -rodeada de vegetación, casi impenetrable- y luego por la estación Coliqueo, ya cerca de destino.
Espectaculares tres días con los Mega, la gente de Los Toldos y Chacabuco y dos compañeros que no nos abandonaron: el viento y la arena.
Jorge

NOS FUIMOS AL SUR! FLORENCIO VARELA A LA VISTA.

Capilla típica de la orden Schoenttat. A la derecha la estatua en tamaño natural del Padre José Kentenich.
Edificio principal del Instituto Biológico Argentino - Biol.
Estancia Santo Domingo ganada por el abandono -evitable- y la naturaleza -implacable-. El viento fuerte y el día gris le daba un toque fantasmagórico con las puertas ý ventanas que se abrían solas y golpeaban los marcos con fuerza.
Rancho en el que nació Guillermo Hudson. Monumento Histórico. Nótese la bandera a media asta con motivo del duelo por el fallecimiento de nuestro ex presidente Néstor Kirchner.
Los amigos en el vagón devenido en restaurante. Quilmes.

Ale propuso seguir visitando la tan fecunda “Zona Sur” del llamado Conurbano Bonaerense, particularmente el Partido de Florencio Varela, llamado así por el ilustre hombre público, escritor, poeta y periodista.
Fue toda una sorpresa descubrir esa localidad ya que tiene atractivos naturales y culturales enormes y desconocidos para muchas personas que vivimos en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores.
Florencio Varela, para muchos de nosotros, es solo un lugar por el que se pasa rápidamente para ir a La Plata o a la Costa, para los analistas políticos soretes es un lugar que constituye el “Tercer Cordón del Conurbano” en el que “gana-siempre-al-peronismo”, para los cronistas de las secciones “policiales” es un lugar que siempre rinde a la hora de dar cuenta de delitos contra la propiedad, para muchos vecinos de “la Capital” y alrededores, simplemente es un lugar peligroso y al que nunca se visitaría. Y yo, que creía que conocía bastantes cosas del área metropolitana, me di contra la pared al descubrir que en realidad no conozco ni mierda. Al menos de Varela.
Gracias a la salida también descubrí qué lugares son los que ilustran los cartelitos que llevan al frente los 148 que salen furiosos desde Constitución como si la ciudad estuviese a punto de ser bombardeada y se hubiese dado alerta de evacuación inmediata.
Es así que temprano y con la compañía de Las Pelotas, salí de casa y llegué a Constitución donde con Ale, Omar, y Oscar partimos hasta el viejo puente Pueyrredón, pasamos por Avellaneda, Sarandí, Wilde y llegamos al “Triángulo de Bernal” para agarrar “La Calchaquí”, avenida – ruta que tomó identidad propia y comparte podio con otras como “La Gaona” y “La Monteverde”.
El paisaje es el propio del Gran Buenos Aires, muchas cosas truncas pero con señales de recuperación. Descubrimos un interesante restaurante que tiene a dos viejos vagones “Metropolitan Vickers” como alas comedores y pasamos por el predio de Nuestra Señora de Lourdes de Quilmes. Pasamos por los ex laboratorios de YPF –hoy pertenecientes a la Universidad de La Plata- y llegamos al “Cruce Varela” para seguir por la Ruta 36 que tiene un tránsito muy intenso y peligroso para el ciclista.
A la altura de la localidad de Bosques, tomamos a la derecha –pasando por barrios muy humildes - hasta la Av. Hudson, en donde nos internamos en la zona de quintas. Tuvimos oportunidad de descubrir restos de la vieja traza del Ferrocarril Provincial hoy desactivado y ocupados sus terrenos. Por esa vía llegamos a la zona rural de Varela, en donde se asienta el Museo Provincial “Guillermo E. Hudson” por ser ese el lugar donde nació el escritor y naturalista. Hay un hermoso parque en el que se destacan los enormes ombúes. También hay una casa ecológica y una nutrida biblioteca en la que se pueden adquirir las obras del afamado escritor.
A pocos kilómetros de allí –y pasando un enorme santuario destinado al Gauchito Gil- y nos fuimos en búsqueda de la Estancia Santo Domingo –hoy abandonada e intrusada reiteradamente- que fuera un convento construido por los Jesuitas en 1759. La estancia tiene un impresionante edificio estilo inglés y otros edificios anexos entre los que se destacan impresionantes caballerizas. Esta todo roto y abandonado, y sería escenario perfecto para un capítulo entero de la serie “La tierra sin humanos” o para un escenario fílmico de una tierra post nuclear. Por el fuerte viento que hubo en la jornada las puertas y ventanas golpeaban contra los marcos lo que le daba un toque siniestro a la visita.
Al salir de la estancia, nos sorprendió un chaparrón y ni bien paró volvimos a la Ciudad de Varela, en donde visitamos el sitio conocido como “La Colorada” por un viejo almacén del que solo queda un antiguo surtidor de nafta que está en la vereda como “algo más”. Luego pasamos por el “Instituto Biológico Argentino” con un hermoso edificio que corona el predio que fuera fundado en 1908 y que fuera pionero en la elaboración de vacunas y sueros. En los alrededores de la Estación del FFCC Roca hay hermosas casas centenarias y calles con un empedrado –formado por piedras de irregular forma- que no he visto en otras partes de Buenos Aires.
La Av. San Martín es preciosa, un boulevard con añosos árboles y esculturas que conforman un lindo paseo. Frente a la Plaza está el Museo Comunitario en lo que era el viejo edificio de la Municipalidad. Allí no solo nos atendieron muy bien sino que nos regalaron bibliografía con la historia del pueblo. En la misma cuadra esta la Iglesia de San Juan Bautista (Patrono del Partido), templo matriz de Varela y en el que descansan los restos del fundador del pueblo Juan de la Cruz Contreras, en el que se destaca la torre que esta coronada con un llamativo campanario.
Tras comer en una pizzería del centro y clavarnos un helado, visitamos otro lugar sorprendente: el Santuario de Nuevo Schoensttat, el más importante de la orden en la “Provincia” que conforman Argentina, Uruguay y Paraguay. A la típica capilla que distingue a la orden la acompaña una monumental iglesia consagrada al Dios Padre –de ahí las continuas referencias a formas triangulares-, la Casa Provincial, un cementerio, el altar de los peregrinos, un vía crucis y otros edificios, todo distribuido en un parque hermoso que vale la pena visitar.
Para despedirnos de Varela visitamos la Estación Gobernador Monteverde del FFCC Provincial a la que pudimos acceder gracias a la buena onda de la gente del centro tradicionalista “Fortín La Tropilla”.
Como se venía la noche tuvimos que retomar a Buenos Aires, conscientes de que nos íbamos sin conocer otros interesantes lugares que ofrece Florencio Varela.
Fueron unos placenteros y gratificantes 112 km de pedaleo gracias a la buena compañía de los amigos y la suerte de tener una localidad tan interesante y con tantas historias por descubrir, acá nomás, a la vuelta de casa.
Jorge
Link a Picasa por fotos:
http://picasaweb.google.com/jorgelusona/FLORENCIOVARELA?authkey=Gv1sRgCP6hp-KKuL3p6gE
Orden Schoensttat: www.schoenstatt.org.ar
Municipalidad de Florencio Varela: www.florenciovarela.gov.ar/

jueves, 14 de octubre de 2010

PARA AYUDAR REGALA UNA BICICLETA QUE YA NO USAS!

La bicicleta con su nueva dueña!

Diploma de reconocimiento.

Hace un tiempo atrás -y por un aviso en un diario que no compro más pero que estaba en un bar del Centro al que entré por un café- me contacté con Bibiana Ruibal del Programa de Ayuda a la Comunidad Escolar Rural de OSPRERA.
Pedían bicicletas para chicos que asisten a escuelas rurales y que tienen que recorrer largas distancias por el campo para llegar al colegio. Yo tenía una y la regalé sin dudarlo. La gente del Programa se encarga de ir a buscarla a tu casa.
Se sumó el proyecto la bicicletería Nodari quien se encarga de acondicionar las bicis para ser llevadas a mejor destino.
Quienes recorremos el campo sabemos de la importancia que tienen las escuelas rurales. Estan presentes en todos lados, resistiendo, con pocos chicos pero caminando.
En fin, mi bicicleta fue hacia la Escuela Nº722 de la Colonia San José sita en el Departamento Lavalle de la Provincia de Corrientes, se sorteó y la ganó una chica que espero la este disfrutando y ayudando a llegar a tiempo a clases!
Para los que esten interesados hacer click en el link que aparece a la derecha o pegarse una vueltita por Nodari.
Jorge

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA PLATA - BERISSO - ENSENADA CON LOS MEGABIKERS!!!

Llegando a la Catedral
Típica Casita de la Isla Santiago
Muelle - Isla Santiago. Una clase de perspectiva.

Estación Punta Lara.

Puente giratorio en la zona portuaria de Ensenada

Habituado a las salidas rurales en las que uno palpita, kilometro a kilometro, que por esos lares algo pasó –pero de forma casi imperceptible- y en las que a veces se recorren grandes distancias para dar con un puente, una pulpería o una referencia histórica, cuando se propone una salida urbana como la que hicimos con los Megabikers y más aún en una zona como la del Gran La Plata, en la que transcurrió una historia tan vibrante, la cosa cambia y el relato de la recorrida puede extenderse por páginas y páginas dando cuenta de cada una de las referencias con la que nos topamos el sábado 25 de septiembre pasado.
Es impresionante lo que ofrecen las localidades de Punta Lara, Ensenada, Berisso y La Plata para el ciclista que tenga ganas de internarse en sus rincones y descubrir gran parte de la historia política, industrial, comercial, social y hasta recreativa de nuestro país a través de sus huellas: pintorescos barrios, obras maestras de la arquitectura, edificios públicos fastuosos, parques y obras públicas monumentales, y también, cómo no, bolsones de miseria, degradación ambiental, abandonos y proyectos truncos.
Lo lindo es descubrir todo ese cóctel acompañado de un grupo de amigos tan copados como Ale Pol y los Mega, con un clima perfecto para andar en bici y un sol radiante que me provocó la primera quemadura de la temporada primavera verano 2010 / 2011.
A media mañana partimos por el último tramo de la Ruta 11 hacia Punta Lara, visitamos la vieja estación que esta muy bien conservada y destinada a centro comunitario y biblioteca popular. Se nota que la zona gozó de épocas de esplendor, pero habría que volver a visitarla en verano para ver como luce con la gente.
Siguiendo el camino costero y tras cruzar un puente levadizo que sortea la boca del Rio Santiago, llegamos a la Isla Santiago, un lugar increíble. Frente a la Isla Paulino se asienta un pintoresco caserío, con sus callecitas de conchilla en la que no pueden entrar los autos y que le dan aire bohemio que se respira paso a paso.
Luego llegamos a Ensenada, ciudad que junto a Berisso tienen una historia impresionante. Ambas ciudades son historia paso a paso. Edificios centenarios y rincones espectaculares, señales de movimientos portuarios del presente y de pasado muy intenso.
En Ensenada visitamos el Fuerte de la Ensenada de Barragán, con su museo y espacio destinado a la gesta de Malvinas, y ya en el puerto de La Plata fuimos a ver el puente ferroviario giratorio que permitía a los ferrocarriles que se acercaban el puerto cruzar el canal lateral del Oeste. Una obra impresionante para facilitar el avance del tren por apenas 500 metros. Otras épocas.
Entrando en Berisso visitamos la calle Nueva York y nos zambullimos en la Fiesta de los Inmigrantes que se celebra todos los meses de septiembre. Muchos stands con comidas típicas, todas colectividades europeas –salvo la de Cabo Verde- preparadas de modo auténtico y a precios razonables.
Yo compré en el stand polaco, el griego, y el de Lituania. En éste último probé –en el marco de un sánguche de carne de cerdo- nabo rayado picante. Muy loco ese aderezo. Pica infernalmente pero no en la boca, sino en el cerebro. A los tres o cuatro segundos de que se lo traga se siente una especie de golpe en el medio del cerebro que te obliga a cerrar los ojos y sentirte como en un planetario. Toda una experiencia química pero natural.
Chau a la Fiesta y derecho a La Plata. Pasamos por el Bosque y llegamos a la casa de Gobierno y la Residencia del Gobernador, edificio espectacular al que pudimos ingresar gracias a que rige un programa de puertas abiertas con motivo del Bicentenario de la Patria.
Lamentablemente la tarde se estaba cerrando y no pudimos visitar ni siquiera la décima parte de lo que ofrece La Plata. Tomamos una foto grupal en la Plaza, frente a la Catedral y pasamos por la Casa Curutchet, única casa vivienda diseñada por el arquitecto Le Corbusier en América y protagonista de la película “El Hombre de al lado”.
Una espectacular salida de la mano de Ale Pol y que reafirma que La Plata y alrededores es una zona que merece ser pedaleada muchas veces más.
Jorge

viernes, 27 de agosto de 2010

EL RAMAL LA PLATA A LEZAMA. BAVIO - FERRARI - VERGARA

Las instalaciones de la Estación Vergara son viejos vagones.
Hay varios así entre los árboles de un frondoso monte.
Impresionante despliegue carnicero.
Cartel que anuncia la llegada a Vergara
Lo único que se puede ver de la desaparecida estación Ferrari. Prohibido el ingreso.

Pese al clima adverso nos corrimos nuevamente a Bavio al sur de La Plata para internarnos en el agreste terreno que ofrece la zona sur, con caminos solitarios de conchilla y una bajísima densidad de población. Una zona que se caracteriza por los fuertes vientos siempre presente y pueblos alejados -unos de otros- lo que obliga a pedalear sin referencias a lo largo de muchos kilómetros.

Asimismo es una zona en la que se evidencia una época del país en la que se han llevado adelante proyectos cuya utilidad bien puede ser cuestionada en el curso del siglo XXI, pero para opinar habría que haber vivido años atrás o preguntarle a gente que realmente sabe.

Y uno de esos proyectos locos, es el ramal La Plata – Lezama del FCS (Ferrocarril Sur, hoy Roca). La recorrida que encaramos quien escribe, Marcelo, Adrián y Nico tuvo como finalidad alcanzar la Estación Vergara de dicho ramal partiendo desde Bavio.

Dejamos Buenos Aires bajo una densa niebla y siendo media mañana nos internamos en el campo hacia el sur. Pasamos por lo que que era el desvio del FFCC Roca a los ramales a Verónica y Magdalena, en el que sobrevive lo poco que queda de un cabín de señales otrora activo.

Con viento en contra intenso cruzamos la Ruta 36 y tras habernos cruzado con unos chicos del grupo La Loma de La Plata que venían de pasar el fin de semana en Chascomús, dimos -a los pocos kms- con el terraplén perteneciente al ramal a Lezama.

Tras pasar por una típica escuela rural alcanzamos lo que alguna vez fue el apeadero José Ferrari. Sobreviven los carteles dentro de un predio apropiado. No hay otras construcciones vinculadas al ferrocarril salvo algunos galpones y menos aún atisbos de lo que podría llamarse “pueblo”. Solo la estación y la escuela en medio de la nada.

Ese panorama se presenta en otras postas del ramal en cuestión, tal el caso de la estación Poblet (ya visitada en otra oportunidad) y la de Vergara. De ahí lo extraño de este ramal que recorre zonas verdaderamente inhóspitas y que fue inaugurado en el mes de diciembre de 1914.

Ferrari no llegó a ser estación y se quedó en apeadero. No fue el destino de la siguiente parada: la estación Vergara. A este pintoresco lugar –que podemos calificar de pueblo por existir además de la estación un almacén, la escuela, una casa y una cancha de paleta- llegamos motivados por el hambre. Nos habían avisado que había fiesta y esa palabra en medio de la pampa significa carne.

La estación Vergara es rara. Un gran tanque de agua metálica, muchos vagones de chapa viejísimos reconvertidos en viviendas. Todo en medio de un tupido monte de eucaliptus. Gracias a la fiesta todos esos sectores volvieron a sentir la presencia de personas que estaban presentes para participar activa o pasivamente de carreras de sortija y otros disciplinas que uno asocia al campo profundo. Personajes que no se ven en Buenos Aires, ataviados en sus atuendos criollos, facón y altas cantidades de alcohol. Ante semejante cóctel me pareció acertada la presencia de un patrullero. El vino toraba, la sangría, un wiscacho de cuarta, y fernet que eran chupados en cantidades memorables y el promedio de un facón y medio per cápita pueden desembocar en una auténtica guerra gaucha.

La carne merece capítulo aparte. Esta siendo asada en cruz. Muy rica. Nos bajamos dos kilos de vacío y un cuarto trasero de un cordero entre los cuatro a mano y pan y con la única ayuda de una victorinox. El menú, variado: pan y carne. Nada más. La ensalada mixta como compañera natural del asado definitivamente es un invento porteño tan extraño en estas tierras como un gulash húngaro, una feijoada brasilera o el sushi japonés.

Anochece rápido y tuvimos que pegar la vuelta. Por suerte con viento a favor. En total fueron poco más de 100 kms. Extraña zona pero siempre rendidora.

Jorge

lunes, 28 de junio de 2010

SIGUIENDO EL FFCC PROVINCIAL. UNA VUELTA POR SAN MIGUEL DEL MONTE y GOBERNADOR UDAONDO.

Recorrido en Google Earth. Si se acerca la imagen con el zoom se pueden apreciar las zonas bajas, llenas de bañados y cursos de agua.
Cartel de la Estación Udaondo. Atrás la acumulación de agua tan típica de la zona.
Perfil de la Escuela N°2 de Cañuelas "Tambor de Tacuari". En medio del campo, alejada de todo y resiste. Parece media abandonada pero la existencia de láminas dando cuenta del Bicentenario da cuenta de actividad reciente.
Uno de los ocho barriales que hubo que sortear para llegar a Udaondo (y luego pasar nuevamente para volver). El agua va más allá del camino.
Edificio de la Municipalidad de San Miguel del Monte. Abanderado.

Llegué a eso de las 10 de la mañana a San Miguel del Monte y pese a que ya no era tan temprano hacía mucho frio. La ciudad estaba en plena actividad y como siempre, todo muy prolijo.

La idea de la salida era la de seguir la línea del ferrocarril Provincial –Etcheverry – Mirapampa-, clausurado desde 1961, más conocido como el tren de “La Plata al Meridiano V (límite de la provincia de Buenos Aires con la de La Pampa)”. En la zona de Monte el Provincial que viene desde La Plata cruza sobre nivel con el FCS (Roca) que corre de Cañuelas a Las Flores y después.

Atravesé la zona de quintas de Monte, crucé la Ruta Nacional 3 y luego la 41, para internarme en el campo. Crucé un caudaloso arroyo que termina en la Laguna de Monte y al poco tiempo divisé el terraplén en el que se asentaban las vías del Provincial.

El camino de tierra estaba en buen estado, pero soplaba un viento muy fuerte y frio. Uno de esos vientos que se visualizan por la pronunciada curvatura que adoptan los pastos al costado del camino y las ramas de los árboles –medias peladas a esta altura del año-.

Avancé a no más de 18 km/h hasta llegar al acceso al lugar en el que alguna vez funcionó la estación Goyeneche. El acceso estaba cerrado con una tranquera y tres cadenas con candados. Si bien en GPS da cuenta de que el camino es público, no daba pasar ya que no quería comerme el garrón de tener un quilombo estando solo.

A lo largo del recorrido vi muchos sectores del viejo ferrocarril ocupados con fines de explotación, sería bueno saber si el Estado cobra canon por el uso discrecional de espacios públicos.

Al toque empezaron los problemas en el camino. Toda esa zona es de bajos, con sus bañados y lagunas y con tanta agua, esos estanques invaden la calzada haciendo correr agua de lado a lado, generando grandes barriales -algunos de más de 100 metros de extensión- y con huellas muy profundas a los que solo se le animan los tractores. No hay obras de drenaje –salvo algunos caños rotos- a lo largo de todo el trayecto. Eso barriales –fueron ocho en todo el trayecto- no te daban opción o te metías en ellos o no seguías. La cosa es que me terminé mojando los pies y la ropa y con el frio fue una dura combinación.

Pero gracias al agua se pudieron ver muchas aves -teros, águilas, cotorras, cigüeñas, bandurrias y otras especies que no sé como se llaman- y hasta una especie de cenote –como los de América central- con aguas surgentes.

Llegué todo mojado y con barro encima a la Escuela N°2 “Tambor de Tacuarí”, típica construcción tan representativa de las escuelas rurales bonaerenses. A los fondos del colegio una araucaria me trasportó –gracias a la bajas temperaturas- a Neuquén.

Volví a dar con la traza del Provincial –nuevamente inaccesible por el alambrado y la cantidad de agua que inundaba su entorno- y a los pocos minutos llegué a Gobernador Udaondo. El pueblo pertenece al Partido de Cañuelas y vio la luz en 1911 con el paso del ferrocarril. Se destacan algunos viejos edificios, un rancho de adobe de reciente construcción y la capilla que junto a la estación son los edificios más importantes.

Lo primero que se advierte cuando se entra por el camino de tierra a Udaondo es el imponente tanque de agua del ferrocarril y la estación de tren que esta impecable, muy bien cuidada como si el tren estuviese por pasar en 10 minutos lleno de funcionarios e inspectores decididos a verificar que este todo bien y descabezar al jefe de estación en caso de que advirtiesen el mínimo error.

En las calles del pueblo no había nadie y estaba todo cerrado, lo que junto al clima invernal y la ausencia de verde en la vegetación, hacían del panorama una verdadera lágrima.

Aproveché a sacarme las prendas mojadas y las puse a secar al sol que amagaba a asomarse de a ratos. No se secó nada lo cual no me calentó ya que iba a tener que volver a pasar por los barriales y me iba a empapar nuevamente.

Salí –ya con viento a favor y algunas gotas de lluvia- con destino a Monte, ciudad a la que retorné a eso de las 17 hs. Muy linda la plaza principal con sus edificios históricos abanderados con motivo del bicentenario. Se congregaban frente a la Municipalidad varias cupecitas de Turismo Carretera que asistían a un encuentro, provenientes de todos lados.

En definitiva, con frío y viento en contra, mojado, embarrado, con algunas gotas de lluvia, un mix aromático de pasto, barro, bosta de vaca y excrementos de pollos (toda una constante en la zona), concluí otra salida y pese a todo eso, cada vez me gusta más.

Jorge

Link con más fotos: http://picasaweb.google.com/jorgelusona/MONTEUDAONDO

miércoles, 16 de junio de 2010

FIN DE SEMANA A PURO PEDAL. MEGABIKERS: GENERAL RODRIGUEZ – CAÑADA DE ARIAS – LA CHOZA. COMPETENCIA: PRIMERA FECHA CAMPEONATO LUJANENSE DE RURAL BIKE

Escuela N°3 en la zona de Cañada de Arias. San Martín pide a gritos: "Poden las plantas la puta madre que no veo el paisaje!"

Copetineando en La Choza
Bajando del terraplen de la presa
Campeonato Lujanense. Sorteando el barro. Foto de Claudio Decuzzi.

Sábado con los Amigos Megabikers por el Oeste.

El sábado pasado fuimos con Alepol y los Mega a recorrer el “Mediano” Oeste. Tras una salida frustrada por la lluvia, finalmente la salida se pudo concretar.

Salimos de la Estación Gral. Rodríguez del ex FCO con destino a La Choza.

Saliendo de Rodriguez hacia la RP 24 pasamos por el Hospital Provincial Vicente López y Planes. El nosocomio se asienta sobre un predio arbolado muy lindo. Como los viejos hospitales, presenta distintos pabellones de refinada arquitectura. Cada pabellón tiene su estilo y se nota que fueron levantados en distintas épocas. Cada edificio hace referencia a las personas o instituciones que donaron el dinero para levantar el edificio. Se destaca una importante iglesia de construcción más moderna que el resto de las edificaciones. El Hospital empezó a funcionar en 1916 y hoy pertenece a la Provincia. Desconozco cuál pero uno de los edificios –averigüé- fue construido por el Arquitecto Juan Buschiazzo, que entre sus obras cuenta a las del cementerio de Chacarita, Belgrano y Recoleta, la Plaza Francia y los Hospitales como el actual Ramos Mejia, el Muñiz, el Borda, el Italiano y el Durand.

Luego tomamos –todos en fila india- el asfalto de la ruta 24, rodeados de la naturaleza del siglo que se viene con perfiles de edificios industriales y chimeneas quemando gases químicos, cruzamos el arroyo La Choza y al toque tomamos la tierra.

Paramos a reagrupar y sentí que cuando tocaba el manillar de la bici una corriente eléctrica atravesaba el cuerpo. Pensé en el celular que vibraba pero lo cierto es que estábamos parados bajo una torre de alta tensión. Algunos amigos denunciaron cosquilleo en la entrepierna.

Toda la zona de Rodríguez esta atravesada por torres de alta tensión. Todas se juntan en el centro de interconexión al que llegan líneas de todo el país. Ahí la electricidad se transforma para su distribución posterior en el área metropolitana.

Siguiendo por tierra y antes de llegar a la Ruta 6 divisamos una impresionante presa que corona un enorme terraplen. Presa que participa del sistema de las presas de la zona Oeste con el Dique Roggero a la cabeza.

Finalmente llegamos al pueblo de La Choza y nos metimos derecho a “Lo de Mendoza” que a esa hora contaba con mucha concurrencia. Compramos sanguches de chorizo seco, queso y dulce y milanesas. Todo muy barato y bajo la luz del sol de junio armamos un megapicnic.

De lo que fue la estación del FFCC Cia. Gral solo queda el cartel y las vías con señales del regular paso de las zorritas de los amigos del Belgrano.

Repuestas las energías y haciendo frente a un viento bien marcado y a manchones de barro traicioneros volvimos a Rodríguez cuando el sol se disponía a esconderse.

Primera fecha del Campeonato Lujanense de Rural Bike.

Al día siguiente a la salida de los Mega me fui a correr la primera fecha del Lujanense de rural bike que se corrió en Carlos Keen.

Estaba medio cansado por la salida del sábado que sumó más de 80 km con mucho barro. Pero como ya estaba anotado fui igual.

Llegué y estaba toda la gente del rural. Bien la organización y esta vez con el agregado del chip para control de tiempos. Dieron el presente la agrupación Miguelito Bikes con Marcelo Balboa y la gente de Alberti.

El día estaba lindo pero fresco, con una sensación que tiraba para abajo por el intenso viento.

Se fue largando por categorías con un plan inicial de hacer 75 km. Se trataba de dar vueltas a un circuito de poco más de 12 km. El primer tramo era mortal por el viento y los manchones de barro bien denso. En muchos sectores del recorrido el camino corría bajo la sombra de frondosos montes lo que hizo que la senda se mantuviera húmeda y consecuentemente re pesada.

Un soñaba que cuando llegase el tramo con viento a favor recuperaría fuerzas pero no. El barro que había era terrible. A la segunda vuelta tenía un kilo de tierra en las zapatillas y otros dos incrustados en la bici. Alguna gente se quejaba por el barro pero la disciplina es rural bike. El nombre lo dice todo.

Nos habían avisado al inicio de la carrera que eran cinco vueltas pero cuando venía medio guardado en la cuarta me dicen que terminé. Claro, es que me había sacado una vuelta el primero. Para tener en cuenta la próxima y anotar: “Leer el reglamento”.

Terminé bien, pero podría haber andado mejor.

lunes, 31 de mayo de 2010

DESAFIO AL VALLE DEL RIO PINTO 2010 - LA CUMBRE - CORDOBA

Aún sonreía en "El Mirador". Ya superada la mayor cuesta del recorrido. Solo con la botellita de agua. Debí haber parado para comer algo. (i)
Uno de los primeros vados, en la bajada del Cuchi Corral. (i)
Las primeras largadas, bien temprano en la mañana. (i)
La feria (i)
La típica foto iniciando el cruce del vado del Río Pintos. (i)

La previa.

Si no fuese por la insistencia de Grace para que vaya al “Rio Pinto” ni loco hubiese decidido irme hasta La Cumbre – Córdoba para formar parte del clásico del mountain bike argentino: EL DESAFIO AL VALLE DEL RIO PINTO.

A las apuradas y sin entrenamiento caí a la hermosa ciudad serrana con Nico y Ariel. En el destino ya estaba Grace, Omar, Charly y luego se sumaron Marcelo y Cristina.

Paramos en el Hotel Palace, epicentro de la organización de la carrera, en cuyo predio se levanta una feria en el que exponen todas las marcas y se encuentran los bicicleteros amigos –Nodari, D’Aye y Halawa, entre otros-.

Es una locura La Cumbre en esos días. Todo es bicicleta, una ciudad “bike friendly”. Un “bariló” para los que nos gusta la bicicleta. Lleno de gente que anda en bici por todos lados.

Al día siguiente, una vez acomodados fuimos a probar qué pasaba en la Bajada del Cuchi Corral. Primer tramo de lo que sería la carrera dos días después. Pues bien, es una especie de montaña rusa para la bici, bajadas, curvas, vados, piedra, horquilla que se siente vivir y rebotar como loca.

Después de haber bajado retomamos la cuesta con mucho esfuerzo y hasta un lagrimón.

Ahí tomé conciencia que andar en bici en la sierra no es como en la llanura. Me surgieron mil inquietudes ante la cercanía de la carrera. Pero como la improvisación ha sido un clásico en mi vida seguimos adelante.

En los días previos a la carrera y en tren de relax nos dedicamos a recorrer la feria, hacernos masajes. Claudio Nodari me facilitó un service previo a la carrera absolutamente gratis, lo cual habla muy bien de él. Todo un profesional!

El sábado previo a la carrera recorrimos íntegramente -en camioneta- el recorrido de la carrera. Cuando vi lo que era la subida de San Marcos Sierra me quise matar. No es lo mismo que el rural bike. En fin, ya estaba ahí y no había marcha atrás, eso jamás.

Después de almorzar, nos acomodamos en los jardines del hotel para lubricar y limpiar las bicis. Así se hizo de noche, silencio, y a dormir todos temprano. Parecía que al día siguiente todo estuviésemos por rendir la última materia de una carrera universitaria.

Llegó el día de la carrera.

A las seis de la mañana del dos de mayo de 2010 estábamos todos despiertos y nerviosos. En calzas y todo lookeado como ciclista arranque mi cumpleaños número 37.

Bajamos al lobby del hotel para desayunar y, a instancias de Grace –cuando no- se entonaron las estrofas del cumpleaños feliz lo cual me llenó de alegría.

Las primeras categorías en largar lo hicieron a las 08.00 AM y aún era de noche. Hacía frio, estaba nublado y caían algunas gotas de lluvia.

Pese al panorama climático, decidí salir de remera, tenía la seguridad que una vez que entrase en calor prescindiría del abrigo. No me equivoqué y además no llevé mochila en la que podría haber guardado ropa que ya no necesitarse.

A eso de las 10 de la mañana largamos los de la Categoría Master A2. Éramos una banda de gente, una parte significativa del total de más de 4000 corredores. Hacía un frió que se hacía sentir pero en el camino al Cuchi Corral se me fue, claro loco, se te va por que tenes una subidas –no muy significativas- que hacen quemar calorías, solo algunas de las miles consumidas en los días previos en la “rotation” por los restaurantes del valle de Punilla.

La verdad

La verdad empieza cuando pasas la tranquera que anuncia la llegada al Cuchi Corral. Ahí empieza la bajada más loca. A mil, con vistas a precipicios que dan vértigo, pasando vados a más de 40 km/h, mojándote hasta las pelotas pero contento.

En algunas bajadas, gente muy lastimada que grita para que no la pisen, personas a la que se la esquiva como se puede. Por suerte la organización sabe dónde se dan generalmente los palos y hay ambulancias, bomberos y médicos.

Después de pasar el famoso vado del Rio Pinto, viene un recorrido súper divertido, rápido, por el valle, a buena velocidad y viento a favor pero cuidando de no quemarse ya que se acercaba la famosa subida rompe gambas.

Llamó la atención la presencia de grandes arenales, que no tenían nada que envidiarle a los de la zona de Bragado - Alberti que tanto me han hecho parir.

A esa altura de la carrera descubrí que tengo una bicicleta mountain bike, que todo lo que tiene sirve para algo, componentes que cobran sentido en el medio del cachengue de la sierra y no en corridas por la Av. Del Libertador o, en el mejor de los casos, en caminos de la llanura pampeana. Ahora veo las ventajas de los frenos a disco y como ayudan en las bajadas.

Finalmente llegué a la cuesta. Me sentía súper entero. Arranqué a subir bien, en plato 2, sin matarme, a buen ritmo pasando gente, un relojito, cero dolor.

Llegué al famoso Mirador y cometí el error no agarrar frutas. Solo me detuve a lubricar la cadena, seca por la lavada en los distintos vados que atravesamos. A media carrera solo había tomado agua y consumido un par de sobres de gel. Error.

Tras superar la cuesta bajé como un duque hasta llegar al Balneario San Esteban.

Pasado el pueblo de San Esteban y con el grueso de la carrera adentro, empecé a sentir un extraño frio y un dolor de estómago. Se me empezó a nublar la vista y sentía como me desmayaba. Pensé que no me podía estar pasando a mí pero si. En un momento no di más y tuve que parar. Quise vomitar y no me salía nada. Me tiré al piso y allí me vinieron a ayudar unos flacos quienes con las maniobras típicas anti bajón de presión y un vaso de agua saborizada me reanimaron.

No quería abandonar y me prometí que como sea, caminando incluso, terminaba la carrera. Sin lugar a dudas me fallo la alimentación y una falta de descanso adecuado ya que de piernas estaba bien.

Seguí la carrera con lo que me quedaba –sin superar los 20 km/h-, medio acalambrado y con temor a una recaída.

A las 4 hs 47 m de carrera, crucé la meta y me colocaron la medalla de finisher, un gran regalo de cumpleaños.

La verdad es que estaba hecho una piltrafa al momento de llegar pero como pude me arrimé al hotel a cambiarme y disfrutar de un día de cumpleaños muy especial.

Jorge

(i) Las fotos son de la gente de Riopinto.com, servicio que prestan a los corredores a quienes les sacan fotos en el curso de la carrera y te dan un dvd con una selección.

domingo, 18 de abril de 2010

VISITANDO EL SUR CERCANO: BARRACAS, AVELLANEDA Y QUILMES

Casa construida con botellas de vidrio en la Ribera de Quilmes
Piletas en el Pejerrey Club de Quilmes. Un viaje en el tiempo a la "Belle Epoque"
Casa histórica de Santa Coloma - Bernal
Museo del Transporte - Caballerizas de Carlos Hillner Decoud
Los amigos en el restaurado viejo Puente Pueyrredon

No todo es campo y tierra en la vida del cicloviajero. Ale sugirió una salida urbana, opción acertada para los días de otoño e invierno en los que el sol se esconde tempranito y el frio se empieza a sentir.

A las 10 de la mañana nos encontramos en la Estación Constitución del FFCC Roca, el que escribe, Alepol, Omar, Sergio y Oscar para emprender una recorrida por el Sur de la Ciudad de Buenos Aires y los partidos de Avellaneda y Quilmes.

Barracas es un barrio con mucha historia y ofrece al ciclista un montón de imágenes interesantísimas, referencias de un pasado de intensa actividad, barracas y trenes.

Cruzamos a la provincia de Buenos Aires por el viejo Puente Pueyrredon –inaugurado en 1931-, recientemente restaurado e impecable. Como si fuese un túnel del tiempo, el puente nos depositó en la Av. Mitre, empedrada a esa altura, rodeada de edificios de principios del siglo XX en el que se destaca el Teatro Colonial de Avellaneda. Su interior se encuentra decorado por magníficas mayólicas y esta todo impecable. Si no fuese por el bingo que está en la misma cuadra, el entorno sería copadísimo.

Esquivando bondis y automovilistas alienados, bordeamos el Viaducto Sarandí hasta llegar a la localidad homónima. Seguimos por la Av. Mitre hasta llegar al Parque Domínico y siguiendo la línea a La Plata del FFCC Roca (ex ferrocarril “Buenos Aires a Ensenada”) visitamos la estaciones de Wilde y Don Bosco.

Los barrios cercanos a las vías son muy lindos, calles de irregular trazado, muy arboladas, otras angostitas pero todas muy tranquilas, con ese aire de barrio que se ha perdido en gran parte de la Capital Federal, al menos en mi barrio.

Si bien se anunciaba lluvia para ese sábado, el clima nos acompañó salvo un breve chaparrón entrando a Bernal.

La barranca del Rio de la Plata que habíamos visto por última vez en Barracas reapareció en Bernal y justo en el borde de la misma se asienta un lugar muy interesante: la Casa de Santa Coloma, una de las construcciones más antiguas de Quilmes, asentada en terrenos que pertenecieron al español Juan Antonio Santa Coloma y en el que construyó una enorme casa de la que hoy solo queda la galería y unas pocas habitaciones. Se dice que en 1807 pasaron por allí las tropas inglesas que luego se dirigieron a la Ciudad de Buenos Aires. El lugar ha sido declarado sitio histórico nacional.

Una cosa que pudimos ver durante el recorrido, es que funcionan varias ferias –otra modalidad de comercialización desparecida en la Ciudad de Buenos Aires- en las que se puede conseguir de todo.

Luego pasamos por el Museo Histórico Regional "Almirante Brown" en el que pudimos apreciar objetos de los aborígenes conocidos como los Kilmes o Quilmes, pertenencias de Brown y artículos de la historia institucional y artística de Quilmes.

Cruzamos las vías del tren hacia el rio Llegamos al centro histórico de Quilmes. Esta ciudad hizo un trabajo muy piola con sus plazas las que se lucen muy cuidadas y llenas de gente que las disfruta. Lo que parece no resistió el impulso de la topadora fueron las casas viejas ya que todo el centro fue avanzado por construcciones modernas y edificios levantados en el calor de la demanda inmobiliaria. Se destaca el edificio de la Municipalidad y las señas del otrora paso del tranvía.

Bajamos hasta el rio y visitamos lo que popularmente se conoce como “El Rio de Quilmes” –uno de los primeros centros balnearios del país-, su paseo costanero, y el antiguo club “El Pejerrey” fundado en 1938. Para conocer algo más de su historia –con detalles sorprendentes- se recomienda visitar el sitio del club: http://www.pejerreyclub.com.ar/historia.html

Internándonos en el barro que reina en las calles de la ridbera de Quilmes llegamos a la casa del autodenominado “obrero del arte”, Rubén Tito Adolfo Ingenieri quien levantó su casa utilizado botellas de vidrio y otros materiales de descarte. El lugar es impresionante y vale la pena visitarlo.

Volvimos al centro de Quilmes bajo la tortura de los aromas que salían de distintas parrillitas y restaurantes, encaramos la subida de la barranca con la fuerza que brindan las ganas desaforadas de comer.

Pero antes de morfar visitamos el Museo Municipal de Fotografía “Gerónima Giles y Gaete de Mayol” que cuenta con una colección muy buena de cámaras fotográficas y otros mecanismos de ese arte.

Almorzamos en la pizzería “La Piedrita” y luego pasamos por la fábrica de cerveza y llegamos al barrio La Argentina y el Parque Cervecero. Internándonos en Quilmes Oeste –en dónde pasamos por el Polideportivo Municipal y la cancha de uno de clubes decanos del fútbol argentino, el Quilmes Atlético Club- llegamos a un lugar impresionante: el Museo Histórico del Transporte Carlos Hillner Decoud. En las hermosas caballerizas se puede ver una importante colección de carruajes, monturas. Súper recomendable.

Como se hacía de noche retomamos para Capital a todo pedal. Nos detuvimos para ver un llamativa “chimenea” de ladrillos, la que resultó ser una especie de respiradero de una de las cloacas máximas que llegan al “Establecimiento Wilde” inaugurado en 1886 –actualmente explotado por AySA- en donde reciben tratamiento los líquidos cloacales de los privilegiados habitantes –no todos lamentablemente- que contamos con cloacas en el área metropolitana.

A eso de las 19 hs y tras haber recorrido casi 60 kms, llegué a Retiro dónde tomé el tren a mi barrio. El Sur me depararía otras gratas vivencias en lo que restaba del sábado pero eso escapa al objeto de este blog.

Pese a los golpes diarios que recibimos los que vivimos en la ciudad de Buenos Aires -peripecias con el transporte, ruidos, polución, anomia, etc.-, no puedo dejar de decir que cada día la quiero más, lo digo de onda, de corazón, no como un slogan de partido político.

Gracias Ale por la salida!

Jorge

Links interesantes:

Fotos: http://picasaweb.google.com/jorgelusona/CERCANOSUR2010#

Sitio del Municipio de Quilmes: http://www.quilmes.gov.ar/cultura/museos.php#historico

Datos del Establecimiento Wilde de Aysa: http://www.aysa.com.ar/index.php?id_seccion=90