lunes, 28 de junio de 2010

SIGUIENDO EL FFCC PROVINCIAL. UNA VUELTA POR SAN MIGUEL DEL MONTE y GOBERNADOR UDAONDO.

Recorrido en Google Earth. Si se acerca la imagen con el zoom se pueden apreciar las zonas bajas, llenas de bañados y cursos de agua.
Cartel de la Estación Udaondo. Atrás la acumulación de agua tan típica de la zona.
Perfil de la Escuela N°2 de Cañuelas "Tambor de Tacuari". En medio del campo, alejada de todo y resiste. Parece media abandonada pero la existencia de láminas dando cuenta del Bicentenario da cuenta de actividad reciente.
Uno de los ocho barriales que hubo que sortear para llegar a Udaondo (y luego pasar nuevamente para volver). El agua va más allá del camino.
Edificio de la Municipalidad de San Miguel del Monte. Abanderado.

Llegué a eso de las 10 de la mañana a San Miguel del Monte y pese a que ya no era tan temprano hacía mucho frio. La ciudad estaba en plena actividad y como siempre, todo muy prolijo.

La idea de la salida era la de seguir la línea del ferrocarril Provincial –Etcheverry – Mirapampa-, clausurado desde 1961, más conocido como el tren de “La Plata al Meridiano V (límite de la provincia de Buenos Aires con la de La Pampa)”. En la zona de Monte el Provincial que viene desde La Plata cruza sobre nivel con el FCS (Roca) que corre de Cañuelas a Las Flores y después.

Atravesé la zona de quintas de Monte, crucé la Ruta Nacional 3 y luego la 41, para internarme en el campo. Crucé un caudaloso arroyo que termina en la Laguna de Monte y al poco tiempo divisé el terraplén en el que se asentaban las vías del Provincial.

El camino de tierra estaba en buen estado, pero soplaba un viento muy fuerte y frio. Uno de esos vientos que se visualizan por la pronunciada curvatura que adoptan los pastos al costado del camino y las ramas de los árboles –medias peladas a esta altura del año-.

Avancé a no más de 18 km/h hasta llegar al acceso al lugar en el que alguna vez funcionó la estación Goyeneche. El acceso estaba cerrado con una tranquera y tres cadenas con candados. Si bien en GPS da cuenta de que el camino es público, no daba pasar ya que no quería comerme el garrón de tener un quilombo estando solo.

A lo largo del recorrido vi muchos sectores del viejo ferrocarril ocupados con fines de explotación, sería bueno saber si el Estado cobra canon por el uso discrecional de espacios públicos.

Al toque empezaron los problemas en el camino. Toda esa zona es de bajos, con sus bañados y lagunas y con tanta agua, esos estanques invaden la calzada haciendo correr agua de lado a lado, generando grandes barriales -algunos de más de 100 metros de extensión- y con huellas muy profundas a los que solo se le animan los tractores. No hay obras de drenaje –salvo algunos caños rotos- a lo largo de todo el trayecto. Eso barriales –fueron ocho en todo el trayecto- no te daban opción o te metías en ellos o no seguías. La cosa es que me terminé mojando los pies y la ropa y con el frio fue una dura combinación.

Pero gracias al agua se pudieron ver muchas aves -teros, águilas, cotorras, cigüeñas, bandurrias y otras especies que no sé como se llaman- y hasta una especie de cenote –como los de América central- con aguas surgentes.

Llegué todo mojado y con barro encima a la Escuela N°2 “Tambor de Tacuarí”, típica construcción tan representativa de las escuelas rurales bonaerenses. A los fondos del colegio una araucaria me trasportó –gracias a la bajas temperaturas- a Neuquén.

Volví a dar con la traza del Provincial –nuevamente inaccesible por el alambrado y la cantidad de agua que inundaba su entorno- y a los pocos minutos llegué a Gobernador Udaondo. El pueblo pertenece al Partido de Cañuelas y vio la luz en 1911 con el paso del ferrocarril. Se destacan algunos viejos edificios, un rancho de adobe de reciente construcción y la capilla que junto a la estación son los edificios más importantes.

Lo primero que se advierte cuando se entra por el camino de tierra a Udaondo es el imponente tanque de agua del ferrocarril y la estación de tren que esta impecable, muy bien cuidada como si el tren estuviese por pasar en 10 minutos lleno de funcionarios e inspectores decididos a verificar que este todo bien y descabezar al jefe de estación en caso de que advirtiesen el mínimo error.

En las calles del pueblo no había nadie y estaba todo cerrado, lo que junto al clima invernal y la ausencia de verde en la vegetación, hacían del panorama una verdadera lágrima.

Aproveché a sacarme las prendas mojadas y las puse a secar al sol que amagaba a asomarse de a ratos. No se secó nada lo cual no me calentó ya que iba a tener que volver a pasar por los barriales y me iba a empapar nuevamente.

Salí –ya con viento a favor y algunas gotas de lluvia- con destino a Monte, ciudad a la que retorné a eso de las 17 hs. Muy linda la plaza principal con sus edificios históricos abanderados con motivo del bicentenario. Se congregaban frente a la Municipalidad varias cupecitas de Turismo Carretera que asistían a un encuentro, provenientes de todos lados.

En definitiva, con frío y viento en contra, mojado, embarrado, con algunas gotas de lluvia, un mix aromático de pasto, barro, bosta de vaca y excrementos de pollos (toda una constante en la zona), concluí otra salida y pese a todo eso, cada vez me gusta más.

Jorge

Link con más fotos: http://picasaweb.google.com/jorgelusona/MONTEUDAONDO

miércoles, 16 de junio de 2010

FIN DE SEMANA A PURO PEDAL. MEGABIKERS: GENERAL RODRIGUEZ – CAÑADA DE ARIAS – LA CHOZA. COMPETENCIA: PRIMERA FECHA CAMPEONATO LUJANENSE DE RURAL BIKE

Escuela N°3 en la zona de Cañada de Arias. San Martín pide a gritos: "Poden las plantas la puta madre que no veo el paisaje!"

Copetineando en La Choza
Bajando del terraplen de la presa
Campeonato Lujanense. Sorteando el barro. Foto de Claudio Decuzzi.

Sábado con los Amigos Megabikers por el Oeste.

El sábado pasado fuimos con Alepol y los Mega a recorrer el “Mediano” Oeste. Tras una salida frustrada por la lluvia, finalmente la salida se pudo concretar.

Salimos de la Estación Gral. Rodríguez del ex FCO con destino a La Choza.

Saliendo de Rodriguez hacia la RP 24 pasamos por el Hospital Provincial Vicente López y Planes. El nosocomio se asienta sobre un predio arbolado muy lindo. Como los viejos hospitales, presenta distintos pabellones de refinada arquitectura. Cada pabellón tiene su estilo y se nota que fueron levantados en distintas épocas. Cada edificio hace referencia a las personas o instituciones que donaron el dinero para levantar el edificio. Se destaca una importante iglesia de construcción más moderna que el resto de las edificaciones. El Hospital empezó a funcionar en 1916 y hoy pertenece a la Provincia. Desconozco cuál pero uno de los edificios –averigüé- fue construido por el Arquitecto Juan Buschiazzo, que entre sus obras cuenta a las del cementerio de Chacarita, Belgrano y Recoleta, la Plaza Francia y los Hospitales como el actual Ramos Mejia, el Muñiz, el Borda, el Italiano y el Durand.

Luego tomamos –todos en fila india- el asfalto de la ruta 24, rodeados de la naturaleza del siglo que se viene con perfiles de edificios industriales y chimeneas quemando gases químicos, cruzamos el arroyo La Choza y al toque tomamos la tierra.

Paramos a reagrupar y sentí que cuando tocaba el manillar de la bici una corriente eléctrica atravesaba el cuerpo. Pensé en el celular que vibraba pero lo cierto es que estábamos parados bajo una torre de alta tensión. Algunos amigos denunciaron cosquilleo en la entrepierna.

Toda la zona de Rodríguez esta atravesada por torres de alta tensión. Todas se juntan en el centro de interconexión al que llegan líneas de todo el país. Ahí la electricidad se transforma para su distribución posterior en el área metropolitana.

Siguiendo por tierra y antes de llegar a la Ruta 6 divisamos una impresionante presa que corona un enorme terraplen. Presa que participa del sistema de las presas de la zona Oeste con el Dique Roggero a la cabeza.

Finalmente llegamos al pueblo de La Choza y nos metimos derecho a “Lo de Mendoza” que a esa hora contaba con mucha concurrencia. Compramos sanguches de chorizo seco, queso y dulce y milanesas. Todo muy barato y bajo la luz del sol de junio armamos un megapicnic.

De lo que fue la estación del FFCC Cia. Gral solo queda el cartel y las vías con señales del regular paso de las zorritas de los amigos del Belgrano.

Repuestas las energías y haciendo frente a un viento bien marcado y a manchones de barro traicioneros volvimos a Rodríguez cuando el sol se disponía a esconderse.

Primera fecha del Campeonato Lujanense de Rural Bike.

Al día siguiente a la salida de los Mega me fui a correr la primera fecha del Lujanense de rural bike que se corrió en Carlos Keen.

Estaba medio cansado por la salida del sábado que sumó más de 80 km con mucho barro. Pero como ya estaba anotado fui igual.

Llegué y estaba toda la gente del rural. Bien la organización y esta vez con el agregado del chip para control de tiempos. Dieron el presente la agrupación Miguelito Bikes con Marcelo Balboa y la gente de Alberti.

El día estaba lindo pero fresco, con una sensación que tiraba para abajo por el intenso viento.

Se fue largando por categorías con un plan inicial de hacer 75 km. Se trataba de dar vueltas a un circuito de poco más de 12 km. El primer tramo era mortal por el viento y los manchones de barro bien denso. En muchos sectores del recorrido el camino corría bajo la sombra de frondosos montes lo que hizo que la senda se mantuviera húmeda y consecuentemente re pesada.

Un soñaba que cuando llegase el tramo con viento a favor recuperaría fuerzas pero no. El barro que había era terrible. A la segunda vuelta tenía un kilo de tierra en las zapatillas y otros dos incrustados en la bici. Alguna gente se quejaba por el barro pero la disciplina es rural bike. El nombre lo dice todo.

Nos habían avisado al inicio de la carrera que eran cinco vueltas pero cuando venía medio guardado en la cuarta me dicen que terminé. Claro, es que me había sacado una vuelta el primero. Para tener en cuenta la próxima y anotar: “Leer el reglamento”.

Terminé bien, pero podría haber andado mejor.