martes, 25 de enero de 2011

A TODO PEDAL POR “LA FELIZ”. DESCUBRIENDO EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DE MAR DEL PLATA. TERCERA PARTE.

La casa del Balcón
Edificio de la Municipalidad. Obra de Alejandro Bustillo.
La Torre de Agua. Hermosa construcción en lo más alto de la loma Stella Maris. Se trata de un impresionante tanque de agua y depósitos auxiliares.
Las torres amenazan a los típicos chalets. Son patrimonio municipal pero ...
El famoso Torreón del Monje. Antigua sede del Pigeon Club.

A TODO PEDAL POR “LA FELIZ”. DESCUBRIENDO EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DE MAR DEL PLATA. SEGUNDA PARTE.

Villa Ortiz Basualdo. Hoy es el Museo Castagnino.
Entrada al cementerio de la calle Alem
La Casa del Puente o Casa del Arroyo. El predio actualmente esta cerrado. El parque bien cuidado y la casa en proceso de restauración. Es obra del Arquitecto Amancio Williams.

Hermosa foto desde la Plaza Colón
Complejo Bristol de A. Bustillo.

lunes, 24 de enero de 2011

A TODO PEDAL POR “LA FELIZ”. DESCUBRIENDO EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DE MAR DEL PLATA. PRIMERA PARTE.

Simpática casita en la Loma, resistiendo entre las torres. Parece que se las quieren comer.
Emblemáticos rascacielos de Mar del Plata. A la izquierda el "Demetrio Elíades" conocido por todos como "Edificio Havanna". A la derecha se divisa el Cosmos o "Pepsi". Todos ellos, además del Palacio Edén entre otros fueron construidos por la empresa "Delco". Un sello de Mar del Plata.
Panorámica de la Plaza Colón y sus característicos colores. A la derecha sobresale el Palacio Eden.
Típica foto con el Lobo Marino!
Hermoso Chalet. Actualmente sede del Juzgado Federal N°3 de Mar del Plata.

Mar del Plata, más conocida como “La Feliz” es, como dijo mi periodista favorito, una “causa nacional” y es cierto ya que nos representa a los argentinos por esa conjunción de cosas que hacen que en determinado momento del año todo el país y sus distintos actores sociales se encuentren bajo el mismo cielo a orillas del Atlántico.

Además, Mar del Plata nos cuenta su historia por medio de los ladrillos que conforman su enorme patrimonio arquitectónico que nos relata los vaivenes del país: el balneario aristócrata del primer centenario, el boom de la construcción en los ‘60, la destrucción del patrimonio arquitectónico por parte de insaciables constructoras y la actual revalorización patrimonial y cultural.

Me propuse hacer una recorrida por los puntos más emblemáticos de la ciudad arriba de la bici. GPS en mano fui uniendo los distintos puntos previamente seleccionados lo que me insumió unas buenas horas y casi 30 km –que por la geografía de Marpla se sienten como si fuesen mucho más- por avenidas, callecitas, senderos y vías del tren.

Imponentes rascacielos, chalets pintoresquistas, las clásicas casas “marplatenses” del constructor Alula Baldassarini, hermosos paseos, iglesias y edificios públicos.

Los invito a ver las fotos y, si tienen la oportunidad, visitar la ciudad con la bici y luego clavarse una caja de Havannas –de seis unidades, obvio-, o unas medialunas de la Boston, o churros de Manolo o un sándwich de Pandy, sin culpas.

Jorge

Link con todas las fotos: http://picasaweb.google.com/jorgelusona/RECORRIDAPATRIMONIOARQUITECTONICOMDP

viernes, 14 de enero de 2011

NECOCHEA - PARAJE LAS CASCADAS

Monolito que da cuenta de la inauguración de la RP 86 que une Necochea con B. Juárez. Abajo del logo de vialidad se ve una hermosa piedra tallada que muestra una playa con un sol enorme. Levantado durante la gobernación de Fresco, gran hacedor de obras públicas en la provincia hacia los años '30.
Las cascadas desde un entretenido sendero.
Primeros saltos de agua en el rio Quequen.
Restos del viejo puente ferroviario del FFCC Roca que hacía que el tren llegase hasta Necochea.
Acá hubo un anden.

Un clásico de Necochea. Ir a visitar el Paraje Las Cascadas por el hermoso camino que bordea al río Quequén Grande.

Tantas veces lo visité de chico con la familia que me resulta familiar. Pero en bicicleta es otra cosa. Se lo vive de otra manera.

Salí de Necochea tomando como punto de partida la vieja estación ferroviaria –desactivada tras la inundación que tiró abajo el puente sobre el Quequén- y que hoy es asiento de la escuela municipal de arte. Pude encontrar el cartel nomenclador en lo que fue la punta del anden –hoy una zona llena de pastizales- al borde del barranco que mira a la orilla sur del rio.

Del puente ferroviario quedan los pilotes de ladrillo y cemento y gran parte del terraplen –lado de Necochea- es utilizado por un importante club de la Ciudad.

El camino a Las Cascadas es hermoso. A los pocos kilómetros empiezan los primeros saltos de agua. Durante el recorrido se pueden ver miles de aves –cisnes, patos, entre otros- y sentir un hermoso aroma a eucaliptus.

El Paraje Las Cascadas esta muy lindo. Hay parrillas y lugar para acampar. Han levantado un recordatorio de Ceferino Namuncurá y se puede visitar la estación de piscicultura.

Advertí que han instalado entre los saltos del rio cables y postas para los que practican kayac.

Entre ida y vuelta son poco más de 32 km que se pasan volando.

Jorge

LAS SALIDAS RURALES SON MEJORES CON FERROCARRILES. LAS SIERRAS DE BALCARCE. UN RECORRIDO ENTRE MECHONGUE – LOS PINOS – SAN AGUSTIN y LAS NUTRIAS.

Recorrido en el Google Earth. Se advierten las rutas 55 (Necochea - Balcarce - Cnel. Vidal) y la N°226 (Olavarría - Tandil - Balcarce y Mar del Plata)
Estación Mechongué. Impecable. En el edificio amarillo del fondo funciona una radio comunitaria.
Al fondo las sierras de Balcarce. Lo que me costó que la bicicleta -no tiene pie- quede parada para la foto.
Hermoso aljibe en la Estación San Agustín.
Raro cartel de la estación. En el Roca uno ve los clásicos carteles de cemento (como el de Mechongué que se ve en la foto de más arriba). El edificio -incluido el cartel- son patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de Balcarce.

Aprovechando mi estadía en la costa me fui hacia la localidad de Mechongué –a 70 km de Mar del Plata- con la finalidad de recorrer las zonas que lindan a las sierras de Tandilia en el Partido de Balcarce. Pueblos que tienen sus respectivas estaciones ferroviarias con el distintivo “toque” del Roca.

La zona es hermosa. Esa transición entre sierra y llanura, en una época del año muy linda con los cultivos a pleno y un clima ideal para pedalear.

Dejé el auto en la impecable estación de Mechongué que se asienta en el inactivo ramal que une San Ignacio con Otamendi y Mar del Plata. En uno de los edificios anexos de la estación funciona una radio comunitaria cuya normal transmisión interrumpí sin querer al preguntarle al conductor del programa si podía dejar el auto ahí cerquita.

Tomé el camino de tierra hacia el NE, hacia las sierras, por lo que la primera parte de la salida fue un tanto dura por la escalada y el viento en contra. Los paisajes lindos, plantaciones, alguna invadida por un chancho intruso que se cobraba sus propias retenciones comiéndose las plantas de soja, algún almacén abandonado, muchos pájaros y lagunas formadas entre las extensas lomadas. A medida que avanzaba se iban viendo afloramientos de roca, crucé el arroyo Vigilancia y me interné en el partido de Balcarce.

De golpe me persiguen unos perros, un cruce de caminos y aparece al costado del camino una escuelita y de ella sale un nene que acostumbrado a los que paran allí para preguntar por algún campo empezó a indicarme a dónde me llevaban las distintas sendas. Le dije que iba a Los Pinos para darle el gusto y no se a dónde me señaló. Saludé a la mamá –la maestra- y seguí mi camino.

Seguía subiendo y por momentos se hacía sufrido el trayecto. A algún lado me tenía que llevar esa pendiente y fue a un lugar perfecto. Superado el tope, tras una curva se me presentó un paisaje ESPECTACULAR –con mayúsculas-, una vista a las sierras de Balcarce y los campos que las rodean, una vista que permitía ver más allá de lo que me señalaba el GPS.

Por si la alegría no fuera suficiente a partir de allí fue una bestial bajada por casi cinco kilómetros en las que no hacía falta pedalear para alcanzar los 40 km/h.

Llegué a Los Pino a la hora de la siesta. El pueblo es precioso y está lleno de “pinos”. Se nota que hubo gran actividad por las canteras de piedra que explotaban la roca de la sierra “Los Pinos” y por la producción de ajo –hoy desaparecida-. En la estación hay una estructura –hoy inutilizable- que sirvió para traspasar la piedra a las formaciones de carga y rodeando el pueblo pude divisar los restos de un desvío ferroviario que entraba hasta la misma cantera.

La estación está muy linda y el ramal esta activo –se trata de la vía del Roca que une Balcarce con Lobería- con señales del paso reciente de trenes cargueros. A la sombra del alero de la estación me tomé un agua con una barra de cereal. Luego visité la plaza que esta impecable con miles de plantas y todas llenas de flores. La sierra muestra evidentes señales de depredación ya que estuvo siendo literalmente “comida” por las actividades mineras.

Partí hacia el siguiente destino: San Agustín, pueblo que se asienta sobre el mismo ramal que el de Los Pinos. Hay que desviarse ya que no hay camino paralelo a las vías. Fue un toque ya que el ripio estaba parejito y con viento a favor lo hice a un promedio de 32 km/h.

San Agustín es un pueblo hermoso. La estación es preciosa. Tiene un aljibe y un extraño cartel nomenclador que identifica a la estación, distinto a los típicos del Roca, más viejo, de loza con letras blancas y fondo azul profundo. Como todo pueblo se nota que tuvo un pasado más activo. De eso hablan las dos canchas de pelota abandonadas y varios edificios viejísimos otrora comercios.

La estación parece ser asiento de una cuadrilla de vía y obras. También es un excelente lugar para almorzar. Me hice preparar un sanguche de esos en los que te cortan el fiambre sobre el pan abierto. Un placer.

A poco de salir de San Agustín sobre la vía advertí los restos de un cabin de señales en donde se encuentra el inactivo Empalme Kilo 485 (es decir 485 km de estación Constitución), de donde sale la vía de la que hablé antes y que pasa por Mechongué.

Ya en San Agustín se terminan las ondulaciones y se entra en la llanura. Un hermoso camino que corre paralelo a la ruta asfaltada que une la ruta 88 con la 55, me dejó en Mechongué cuando ya caía la tarde.

Fueron 82 km en total, una de las mejores salidas que hice, en las que tuve sierras, llanura, piedra y barro, ferrocarriles activos e inactivos, pueblos, un clima precioso, viento a favor y en contra, subidas y bajadas , y hasta una refrescante e inesperada ducha provocada por el riego artificial. Qué más se puede pedir para una salida rural. Ojalá todos puedan correrse hasta ese hermoso rincón de la provincia y visitarlo!

Jorge

PD: Al volver en el auto a Buenos Aires desde Necochea y habiendo tomado la Ruta 55 que me lleva a la Autovía 2 pasé por Las Nutrias. Paraje del que solo queda la estación –a la que se llega por un camino lleno de pasto- y los restos de una imponente cancha de paleta!!! Uno ve el entorno, el hermoso edificio de la estación y esa mole de cemento para que hoy nadie juegue y se queda pensando en qué pasó para que hoy este todo abandonado pese a que se trata de una zona tan rica. A las fotos me remito.

Link con más fotos:

http://picasaweb.google.com/jorgelusona/MECHONGUELOSPINOSSANAGUSTINLASNUTRIAS

LA SEQUÍA AFECTA AL CICLISTA. TERRIBLE POLVAREDA EN LA VUELTA POR SIERRA DE LOS PADRES (MDQ) Y VILLA LAGUNA LA BRAVA (BALCARCE)

Imagen de Google Earth en la que se aprecia MDQ, el océano y el recorrido en la bici
Imagen panorámica de la Laguna La Brava desde el club de pescadores.
Hermoso camino cortando la sierra. Pasa por la Estancia La Brava (Pdo. de Balcarce).
La sierra y a sus pies trigo, girasol y cardo. Todo se puede comer menos la sierra.
A medio camino restos de una vieja casa en medio de la nada. Me han dicho que allí había una vertiente de agua mineral que motivo la construcción de la casa hoy en ruinas. No se el resto de la historia y su veracidad.

Aprovechando mi estadía en Mar del Plata me fui a la Sierra de los Padres, hermoso lugar que la gente que está en La Feliz visita en masa cuando los días están feos. Pero hoy tiene vida propia y está muy lindo para poner a prueba la MTB.

Me propuse tomar caminos de tierra hasta llegar al pueblo de Villa Laguna La Brava, en el Partido de Balcarce.

Salí de Sierra de los Padres antes del mediodía –lo que fue un error por el calor- y tome hacia el Este rodeando hermosos paisajes serranos que tan lindo combinan con los campos sembrados de trigo y girasol. Los caminos como los de Tandil –subidas y bajadas- con algunas pendientes bastante pronunciadas para lo que son los hábitos de los que vivimos en Buenos Aires.

A poco de andar advertí que la cosa no iba a ser fácil. Uno por suerte pedalea en zonas en las que no vive y no conoce la situación que reina en el ambiente. En la zona persiste una severa sequia que hizo que los caminos –que están trazados sobre piedra caliza propia de las sierras- estén cubiertos por un colchón de “talco” muy denso y que hacía que no solo se dificulten las trepadas sino las subidas. Algunos tramos eran realmente intransitables. Más allá de eso, hermosos caminos. Algunos parecían túneles por la tupida vegetación y cada tanto un pintoresco arroyito.

Atravesando la estancia La Brava –con 45 km a cuestas- ya estaba medio quemado. Al toque divisé la Laguna La Brava, hermoso espejo de agua al que no se podía acceder desde ahí y por tal motivo tuve que rodearla por caminos de tierra –polvo- hasta llegar a la ruta 226 –autopista que une Tandil con MDQ- y de ahí al toque en la Villa.

Es una hermosa laguna rodeada de sierras, con un aire de los lagos del sur. La encargada del club de pesca me dejó pasar y pude reponer energías y mejorar mi estado que a ese momento era deplorable por culpa de la dureza del camino.

Salí de la Villa y tome la mano aun no habilitada de la autovía con un fuerte viento en contra que vino a reemplazar al polvo n la finalidad de hacer sacrificado al paseo.

Pasé la estación del peaje –sin pagar- y sorteando sendos controles de la Policía y la Gendarmería y ahí me cayó la ficha acerca de un extraño incidente que había vivido una hora y media atrás. En medio de un solitario camino que desemboca a la RN 206 se detuvo un auto que venía en sentido contrario. Arriba de él iban tres pibes con unas caripelas siniestras. Al toque pensé que me la iban a dar ya que las preguntas que hacia el conductor tenían un tono raro y manteniendo la mirada esquiva. Quería saber si ese camino lo llevaba a algún lado y luego dijo que tenía que ir a buscar a una señora. Quizás sea mi imaginación pero esos pibes querían zafar de los controles que no pasaban ni a ganchos. Lo cierto es que los caminos rurales ofrecen alternativas a las rutas principales y garantizan impunidad. Basta con ver los autos quemados que vemos en las salidas, los lugares donde aparecen cadáveres producto de crímenes mafiosos o fuera del delito, los vehículos detenidos con dos ocupantes en los que solo se ve una cabecita tras la luneta trasera.

Llegué al Barrio Colinas Verdes y me salí de la ruta ya que me genera pánico poder ser atropellado por un auto. Tomé un camino de tierra que arranca donde se asienta la embotelladora de agua mineral que se llama como la localidad: Sierra de los Padres.

En ese tramo ya se empiezan a divisar quintas de kiwi y otras verduras que del Gran Mar del Plata un importante mercado frutihortícola.

Cuando llegué a Sierra con ganas de tirar todo por el cansancio descubro que tenía un último desafío: cambiar la goma delantera del auto que estaba pinchada. Ultimo esfuerzo –después de 75 km de duro pedaleo- pero feliz por poder hacerlo!

La cuestión es que si te gusta el MTB y estas en la costa, a pocos minutos tenéis hermosas sierras y caminos que dan que hablar.

Jorge

Link con más fotos:

http://picasaweb.google.com/jorgelusona/SIERRADELOSPADRESLABRAVA012011


SALIDA NOCTURNA CON LOS AGUILAS DEL SUR. UNIENDO ALEJANDRO KORN – BUCHANAN – BRANDSEN Y DOMSELAAR.

Cruzando -como se podía- profundas zanjas
Estación Buchanan. Allí cenamos y pasamos excelentes momentos.
Ojo con la momia!

Me encantan las perspectivas que ofrecen las vías. Cerca de la ruta 6, a punto de amanecer sobre las vías del FFCC Roca.

Los chicos del grupo Aguilas del Sur me invitaron a una salida que resultó ser muy especial –más allá de que se hizo el 25/12, día de Navidad- ya que nunca había vivido una experiencia tan emocionante como la de pedalear de noche a la luz de la luna, en medio del campo, todo por caminos rurales, senderos y terraplenes de vías férreas.

Es toda una experiencia, con mucha adrenalina y donde hay que darle mucha bola a uno de los cinco sentidos: el oído. Sentir las voces y estar atento a las indicaciones de los compañeros y los sonidos del ambiente es algo fundamental para llegar sano y contento a destino.

Es fundamental que se hagan estas salidas con un grupo humano tan copado como el de Las Aguilas ya que hay que acompañarse en todo momento y darse una mano entre todos anunciando pozos, obstáculos y hasta la presencia de víboras!

En fin, tomamos el tren en Constitución y llegamos a Alejandro Korn pasadas las 21,00 hs. Media hora después dejamos una ciudad recontra calurosa y ni bien entramos al campo fue como ingresar a una cámara frigorífica. Un cambio de temperatura súper brusco, lo que nos da una idea de que vivimos en una ciudad con el ambiente completamente alterado -para mal-.

Primer sobresalto de la noche: ni bien entramos a la tierra apareció una culebra que se salvó de que la pise y que Aldo –muy conocedor de los reptiles- agarró gustoso. El resto de la noche se sintieron ladridos, los cri cri de miles de bichos y el croar de miles de sapos. También vimos lechuzas en acción, y algo que ya no se ve por Buenos Aires y alrededores: luminosas luciérnagas.

Subimos al terraplen de la trocha angosta (ex FFCC Cia. Gral) que iba a la ciudad de La Plata y fue toda una aventura ya que cada tanto teníamos que superar alcantarillas en las que las vías no tenían soporte ni durmientes. Otras veces tuvimos que bajar de la vía para ir por el costado ya que la traza resultaba intransitable para las bicis y menos de noche.

Llegando a la solitaria y hermosa estación de Buchanan los chicos me llevaron a ver un extraño y enorme aljibe que en medio de la noche, lejos de todo, traía recuerdos de todo tipo de películas de terror asociadas a pozos y ahogamientos.

En el anden de Buchanan compartimos una improvisada cena con las viandas que llevamos y realmente fue un momento excelente para compartir con los amigos, charlando e intercambiando anécdotas sin perjuicio de alguna joda aprovechando el libreto que ofrece la noche y tan solitario paraje.

Pasada la medianoche tomamos la ruta 53 –ripio- hasta Brandsen. A las 03.00 AM no había gente en las calles de Bransden salvo los chicos que en esta época del año no tienen nada que hacer y vagan por el pueblo al pedo total (qué lindo cuando hacía eso!!!).

En Brandsen paramos en el único kiosko abierto –frente a la plaza- y medio me pintó el sueño y sufrí un poco el frío (no había llevado abrigo ya que en Buenos Aires había hecho mucho calor).

Tomamos el camino paralelo a la vía del FFCC Roca y llegamos a Domselaar. Con las primeras señales del nuevo día en el horizonte y alternando entre las vías y un improvisado sendero lleno de pisadas de vaca llegamos pedaleando a Alejandro Korn a eso de las 06,00 AM para tomar el primer tren de la mañana.

La imagen del tren a la vuelta –todos desparramados en el furgón dormitando- me hizo acordar a alguna escena de The Warriors cuando la bando volvía al barrio después de una noche agitada.

Fueron poco más de 90 km sumando la salida y los tramos que van de mi casa a la estación Constitución.

La primera vez que pedaleaba de noche por el campo. Fue una vivencia única y con gente de primera. Gracias Aldo, Carlos y Juan Franco!

Jorge

Link con las fotos:

http://picasaweb.google.com/jorgelusona/SALIDANOCTURNACONLASAGUILASDELSURPORALEJANDROKORNBUCHANANBRANDSEN