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Sitio dedicado a volcar relatos, información y opiniones sobre cicloturismo, salidas en bicicleta y todo lo que se pueda hacer sobre dos ruedas a pedal. Por el mero placer de saber que a otro le puede servir para agarrar la bici e internarse en los caminos y rincones de nuestro país.
lunes, 28 de noviembre de 2011
TRAS LOS RASTROS DEL FFCC MIDLAND Y LOS RAMALES DEL FCO. SUIPACHA - SAN SEBASTIAN - LA RICA - GOROSTIAGA - ROMAN BAEZ. TOMAS JOFRE A GONZALEZ RISOS Y APEADERO KM 79.
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viernes, 11 de noviembre de 2011
DESTINO CHASCOMUS. RAMALEANDO POR LA VIA A MAR DEL PLATA Y EL EXTRAÑO RAMAL DE LA PLATA A LEZAMA. EST. ADELA, MONASTERIO, PESSAGNO Y LIBRES DEL SUD
DESTINO CHASCOMÚS (DIA 1).
martes, 19 de julio de 2011
RAMALEANDO POR VERÓNICA, LAS TAHONAS Y MONTE VELOZ. EL SAMBOROMBON. LOS RAMALES A LAS CANTERAS DE CONCHILLAS Y EL BAPI.
Qué zona tan enigmática que es el triángulo que se dibuja entre Magdalena, Las Pipinas y Punta Piedras. Es la pampa pero al mismo tiempo sientes aires de mar, pero te asomas y el agua es bien marrón. Hay faros en medio de la nada, vacas, viento a mil, caracoles que habitaron hace miles y miles de años el mar por todos lados y por si faltase algo hay, perdón, hubo trenes.
El punto de encuentro fue en Verónica, los amigos fueron llegando durante la jornada del sábado así que aprovechamos para pedalear el pueblo de Verónica, reunión de gente que no tiene siquiera 100 años y que se llama así porque ese era el nombre de la mujer del dueño de las tierras. Hoy el pueblo no lleva solo en nombre sino que su ejido luce cuatro diagonales que dibujan dos V. Es muy linda ciudad. No tiene edificios muy antiguos y se destaca la estación ferroviaria, hoy convertida en sede de oficinas municipales y estación de ómnibus.
A la tarde fuimos a visitar la Estación Las Tahonas, con sus pintorescos edificios otrora vagones de tren y de ahí de vuelta a Verónica y a buscar el “Corral del Indio”, recodo natural que forma –como todo rio de llanura- el curso del Samborombon y que se dice fue usado por los indios para encerrar al ganado. Se va por un camino de conchilla rapidísimo que se va poniendo terroso llegando al arroyo llamado De Los santos.
A la noche fue todo genial, cenamos y sufrimos con la eliminación de la selección argentina en la Copa América.
El domingo arrancamos temprano y salimos a la aventura. Mucho frio, sufriéndolo pero el camino hacia la estación Monte Veloz llena de palmeras, vegetal que se asocia a climas más piolas para pedalear. Antes de llegar a Monte Veloz, linda estación a la que pudimos acceder previa solicitud de permiso, vimos una llamativa curva en el camino, un giro no habitual para los caminos rurales, y claro, ya que ese desplazamiento fue alguna vez asiento de un ramal ferroviario.
Es que de Monte Veloz salía un ramal que luego se bifurcaba hacia otros destinos para buscar un recurso natural amigo del ciclista: la conchilla, material natural (caparazones de moluscos que se sedimentaron y que hoy se usa para aportar calcio a la industria alimentaria y como material de construcción) que es uno de los principales recursos de la Bahía de Samborombon.
Nos internamos en lo que fue la traza de los viejos ramales que se dejaban ver por la aparición –cada tanto- de un poste telegráfico, alcantarillas, durmientes y, cómo no, impresionantes puentes en medio de la nada.
Fue una experiencia inolvidable, avanzando a campo traviesa, sorteando obstáculos de todo tipo, en los que las tranqueras eran como saltar el cordón de la vereda. Así y tras horas de pedaleo y decenas de rayones en las piernas, llegamos a la Ruta 11 -que por esa zona es de conchilla- tras un breve descenso desde una altura que nos mostraba a nuestro Rio de la Plata en todo su esplendor. Almorzamos en la entrada del faro de Punta Piedras. El faro parece una antena de celular pero en estos lugares no hay lugar para la comunidad movistar y es un faro.
Seguimos hasta Punta Indio, entramos a recorrerla rapidito ya que se venía la noche. Retomando la ruta 11 giramos a la derecha y dimos con un lindo camino que nos llevó a la Base Aeronaval Punta Indio, con toda su historia –a mi modo de ver poco feliz- y su desactivado ramal ferroviario que la conectaba con la Estación Verónica.
Tuvo tal importancia esa base aeronaval –diseñada originariamente para remontar dirigibles y globos- que tenía ramal propio con pintorescas paradas intermedias.
Cansados de tanta aventura entramos a Verónica con el último rayo de sol y todos contentos.
Jorge
Link con más fotos:
miércoles, 22 de junio de 2011
LIBRO RECOMENDADÍSIMO
domingo, 29 de mayo de 2011
UN PASEO POR TRENQUE LAUQUEN. LA ZANJA DE ALSINA.
jueves, 31 de marzo de 2011
MAR Y CAMPO. MAR DEL SUR - CENTINELA DEL MAR.
Uno cuando sale en bici a recorrer caminos rurales desea llegar -después del esfuerzo- a un lugar que, en primer lugar, tenga un almacén para comprar una pomelo. Pero si ese destino te ofrece unas playas preciosas bañadas por el océano Atlántico que te permiten tirarte al sol y tomarte ese pomelo entre gaviotas, cangrejos y haciendo dibujitos en la arena con los dedos del pie todo es mejor.
Y así fue cuando me acerqué a Mar del Sur, la alternativa tranqui para que el que visita Miramar. Dejé el auto frente a la playa, armé la bicicleta y tomé el camino de tierra que corre paralelo al mar pero alejado no menos de cinco o seis kilómetros. Andas por el campo, la pampa pero a lo lejos se ven médanos, se siente un aire marino y se sufre un viento que es del mar!
Hermoso camino que cruza distintos arroyos y que pensaba aburrido, pero no. Al toque de salir de Mar del Sur vi una arboleda, y un palomar. Qué raro pensé ya que estamos muy al sur de BsAs como para que se vean palomares. Más de cerca vi una torre de lo que parecía una gran capilla, y otros edificios. Era la estancia “La Eufemia” creada en 1891, cuya dueña fue Eufemia Otamendi. Si. De la familia que da nombre al Partido. Parece que Eufemia era monja y le dejó esas tierras al Vaticano. Entré y no vi a nadie, saqué fotos y seguí.
Viento a favor o más o menos, estancias cuyos nombres se pueden leer bajo las cucardas que les ponen a los toros en “La Rural” y así hasta una enorme “cruz” sin inscripción alguna –como el monolito de 2001 Odisea en el Espacio- que se encuentra en la encrucijada con el camino que lleva a la ruta 88 (que vincula a Necochea con Mar del Plata). Giré con destino al mar y con un súper viento a favor, a más de 40 km/h, llegué a la entrada de Centinela del Mar.
Centinela del Mar es un pintoresco caserío con una capilla, un siniestro hotel abandonado y unos improvisados puentes que cruzan unos arroyos y que te dejan en lo alto de unos acantilados y más abajo la playa y el mar. La playa copada, ofrece restos de naufragios (¿?) y cuevas para poder ponerte el traje de baño en paz.
En la playa podes hacer lo que quieras, no hay casi nadie y el que esta no jode. Entre las piedras se pueden ver cangrejos, micropeces, algas de todos los colores y otras vidas. Un paraíso. Pero había que volver.
Y la vuelta fue un garrón porque entre la calza y la piel se me juntó arena y había un viento en contra violento. Llegué a Mar del Sur con poco y nada y con ganas de abandonar el ciclismo. Antes de irme visité el edificio del viejo hotel “Boulevard Atlántico” y un súper por otra pomelo.
Fueron 90 km de pedaleo y seis días para eliminar todos los granos de arena que se me incrustaron en las partes más sensibles del cuerpo.
Jorge
jueves, 17 de marzo de 2011
OTAMENDI - MIRAMAR. EL CAMINO DEL INFIERNO.
Estando en Mar del Plata tomé la ruta 88 y tras un corto desvío caí en la localidad de Comandante Nicanor Otamendi. Un lindo pueblo muy activo por la actividad rural. Si bien la temperatura era bastante elevada no se sentía tanto por un persistente viento que se dirigía al mar. La idea era recorrer parte del ramal ferroviario que sale de Mar del Plata y desde Otamendi corre hasta terminar en la ciudad de Miramar.
La estación de Otamendi esta bien mantenida. Se registran señales de paso de esporádicos trenes, vías que conocieron mejores tiempos.
Después de recorrer el pueblo tomé el llamado “Camino del Infierno”, pura tierra pero lindo para la MTB. Llamativo nombre que despertó mi curiosidad cuando en medio de él advertí que había sufrido un pinchazo en un lugar insólito de la rueda de mi bicicleta.
Finalmente supe que el camino debe su nombre a la Estancia El Infierno que se asienta en la zona y cuyo casco fue construido en 1873 siendo su dueño Carlos Otamendi. Aparentemente los primeros establecimientos rurales en la zona eran “atacados” por los pueblos originarios. Según pude averiguar por internet la estancia soportó once malones comandados por el cacique Yanquetruz.
Quizás los espíritus de los aborígenes me tiraron una fantasmal flecha en la cámara afectada que pese a tener un importante agujero no pude hallar pinche alguno.
El camino del Infierno me dejó en la Ruta 11 –vieja- y tras unos pocos kilómetros por asfalto me metí en el barrio balneario conocido como 2Copacabana” que tiene frondosos bosques que han convertido a lo que serán –seguramente- calles en el futuro, en entretenidos senderos. Finalmente divisé el mar y llegué bordeando a la costa a Miramar.
Me volví a meter para adentro para dar nuevamente con las vías del FFCC y así fue que llegué a la estación Miramar, cabecera del ramal. Al lado de la vieja estación ferroviaria se estaba levantando una moderna estación de ómnibus. Toda una señal de que los tiempos y el modo de viajar cambiaron.
En Miramar visité el Parque Botánico Dunícola y el Bosque energético que se puede recorrer con la bici por medio de senderos asentados sobre viejas dunas. Es muy lindo trepar con la bici hasta lo más alto del médano y desde ahí poder divisar el mar.
Volví a Otamendi por un camino que vuelve a pasar por la vieja estancia que perteneció a Carlos Otamendi y volví a pinchar. Pero como dice la canción de los Rendondos, el Infierno es embriagador y daba para volver.
Jorge
martes, 15 de febrero de 2011
DE INTERNET AL PAPEL. PUBLICACION DEL RELATO DEL VIAJE A PABLO ACOSTA EN PERIÓDICO "EL TEDINES" DE AZUL
El periódico "El Tedines" sale de la imprenta una vez al mes y se distribuye en las localidades de Azul, Pablo Acosta, Tedin Uriburu, Benito Juárez, 16 de Julio y Chillar y los establecimientos agropecuarios de la zona. Un espacio de encuentro muy lindo en el que no solo se relatan historias y notas sobre los habitantes de los pueblos sino que cumplen el esencial rol de difusor de notas sociales y noticias de actualidad que son de interés de los que viven en esa zona tan linda de la Provincia que tuve oportunidad de visitar. El Director y editor de la publicación, Claudio Marcos Iribe, se contactó conmigo para pedirme permiso y publicar en El Tedines el relato que hiciera -hace poco más de un año- de un viaje en bici entre Tandil y Azul pasando por Gardey, Pablo Acosta y Boca de la Sierra. Imposible negarme, por el contrario muy emocionado por que el relato y las impresiones allí volcadas sean confrontadas por aquellos que viven -en el amplio sentido de la palabra- en esas extensiones que enamoran a todo aquel que las visita y ni hablar al ciclista. Acá les paso copia de la nota y espero la disfruten. Jorge Link al sitio de internet del periódico: http://eltedines.com.ar/ |