lunes, 28 de noviembre de 2011

TRAS LOS RASTROS DEL FFCC MIDLAND Y LOS RAMALES DEL FCO. SUIPACHA - SAN SEBASTIAN - LA RICA - GOROSTIAGA - ROMAN BAEZ. TOMAS JOFRE A GONZALEZ RISOS Y APEADERO KM 79.



DIA 1: Suipacha - San Sebastián - La Rica - Gorostiaga y Román Baez.

Me acomodé en Suipacha con la finalidad de arrancar con un recorrido por distintos pueblos  de los alrededores, la mayoría de ellos en el partido vecino de Chivilcoy. 
Suipacha es una reconocida zona lechera y eso se nota en la calle y en los caminos rurales por el incesante paso de camiones lecheros que mantienen activa una importante industria que pelea mano a mano con las grandes empresas del sector.
 Puente sobre Arroyo Las Saladas
 Viejo cartel
Fábrica Láctea "Silvia" y su reserva de leña para hacer funcionar sus máquinas

Saliendo de la Ciudad de Suipacha y cruzando la RN 5, tomando un viejo camino de tierra encaré para San Sebastián. Tan viejo que me encontré con un clásico cartel que quien sabe hace cuántos años está allí señalando el sentido hacia Suipacha y 25 de Mayo (PARA SABER MÁS DE LOS CARTELES LLAMADOS "SEÑALES DE COQUET" ver el interesatísimo blod "Rumbo al Sud": http://www.rumboalsud.com.ar/10.htm y http://www.rumboalsud.com.ar/12.htm ).

En el camino me crucé con varios camiones de leche que iban a la vieja fábrica de leche de Lacteos Silvia (Ver: http://lalocomotoradeloeste.blogia.com/2010/121601-lacteos-silvia-la-fabrica-que-le-dio-vida-a-san-sebastian.php ). Antes de llegar a San Sebastián vi una columna de humo y luego descubrí que la fábrica de leche hace funcionar sus maquinas quemando leña, producción a la vieja usanza. Muy lindo el pueblo de San Sebastión, su estación con el sello del Midland y viejos edificios.
El camino que luego tomé con destino a La Rica fue terrible por el polvo y el calor infernal. La senda acompaña la traza del FFCC que todavía conserva alcantarillas y se va elevando en llamativo terraplén hasta cruzar las vías del FCO - Ramal Gorostiaga - Anderson.
De hecho en La Rica conviven dos estaciones: la del FCO y el Midland. Del Midland no queda nada, hoy el cuadro de la estación esta afectado a uso público y la estación del FCO esta destinada a uso de un particular, en muy buen estado de conservación.

En La Rica pude almorzar gracias a la buena voluntad del almacenero que me abrió las puertas del negocio pese a que ya había cerrado hace un buen rato.
 Foto panorámica de San Sebastián
 Estación San Sebastián
Buena visibilidad desde la bici.

Luego llegué -soportando mucho calor y polvo- a Gorostiaga. Un lindo pueblo con una estación preciosa que esta rodeada por un parque muy lindo y que invita al descanso. En la hora que estuve allí tirado vi llegar varias tandas de ciclistas que vienen en plan de entrenamiento desde Chivilcoy.
Todos los ciclistas llegaban muertos de calor. Y la pregunta era: dónde comprar bebida. A las 15 hs estaba todo cerrado. Una señora -en la puerta de su kiosco momentaneamente "cerrado"- que barría la vereda "no supo" decirme dónde conseguir bebida. No sea cosa de que se beneficie la competencia. Mala onda. Conseguí una botella de pomelo en una parrilla sobre la RN 5. La puse bien visible sobre el manillar y pasé por frente de la señora quiosquera silvando alegremente.

 Estación Gorostiaga

Como tenía resto y había aflojado el calor fui a la búsqueda de la Estación Román Baez (Ramal del FCO entre Suipacha - Bayauca). Román Baez tiene todo: capilla, cancha de pelota paleta, fábrica de leche, estación ferroviaria, bar y colegio. Lo que no tiene es gente que use todo eso. Salvo el colegio todo lo demás esta desactivado. Una verdadera pena. 
Muy buena onda con la persona que habita en la Estación pero se hacía de noche y debía volver a Suipacha. Retomé a la Ciudad entrando por un camino de tierra que tenía un viejo puente que para que no sea usado por camiones la municipalidad parece tuvo la buena idea de tirarlo abajo. La destrucción como solución final.
 Cancha de pelota paleta en Román Báez

Un vuelta muy interesante, visitando hermosos lugares, disfrutando de la abundante fauna pampeana (pájaros, liebres, cuises, patos) que totalizó 110 km.

DIA 2: Uniendo el CGBA y el Midland. Tomás Jofré a Gonzalez Risos y Apeadero KM 79.

Se ha escrito mucho de la guerra entre dos empresas ferroviarias que tenían en común su trocha angosta:  la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires (CGBA)  y el FFCC Midland. Es que iban en paralelo a muy poca distancia una de otra. El Midlan arrancaba en la Provincia de Buenos Aires, al ladito de la Capital, en Puente Alsina y de allí al lejano Oeste. Hoy casi nada queda de él, salvo el tramo que va desde Puente Alsina a la Estación  Marinos del Crucero General Belgrano (Para saber más: http://es.wikipedia.org/wiki/Ferrocarril_Midland_de_Buenos_Aires ).
 Llamas en Mercedes
Estación González Risos

Desde Tomás Jofré y sabiendo que debía estar de vuelta al mediodía para almorzar con unos amigos partí hacia la Estación González Risos del FFCC Midland. Una serie de caminos conectan a Jofré y G. Risos. Es una zona muy inhóspita, no hay dónde reponer agua ni conseguir comida. 
Hacía calor y fui con viento -muy fuerte- a favor lo que me permitió llegar a la Estación González Risos (Partido de Las Heras) que esta muy bien cuidada. No se puede acceder ya que esta alambrada y aparentemente ocupada. Frente a la estación hay una escuela rural que parece estar activa.
Desde Risos tomé un camino que cruza la Ruta 47 y que sigue por lo que fue la traza ferroviaria en búsqueda del Apeadero KM 79, del que nada queda, ni los restos, bueno, al menos no los vi yo.
La vuelta fue terrible ya que el viento era realmente muy fuerte, que al menos aplacaba el calor.  Los caminos al ser poco transitados estan cubiertos de pasto y la rodada sobre él te saca piernas como la arena.
La recompensa por el esfuerzo: un rico almuerzo de pastas y picada con unos muy buenos amigos en Silvano, restaurante pionero de Tomás Jofré.
Este día fueron 64 kms con la bicicleta, varios litros de bebida y unos cuantos gramos de fiambre, ravioles con estofado y postre.
Jorge

Link para más fotos: 

https://picasaweb.google.com/104851215607600944369/SUIPACHASANSEBASTIANLARICAGOROSTIAGAROMANBAEZTOMASJOFREGONZALEZRISOS

viernes, 11 de noviembre de 2011

DESTINO CHASCOMUS. RAMALEANDO POR LA VIA A MAR DEL PLATA Y EL EXTRAÑO RAMAL DE LA PLATA A LEZAMA. EST. ADELA, MONASTERIO, PESSAGNO Y LIBRES DEL SUD

Un pedacito de Mar Caribe en la pampa? Un cenote hacia el mar? Impresionante tanque australiano.
Monumental estación Libres del Sud en medio de la nada.
Por acá pasaba el tren, de hecho lo que se ve es una vieja alcantarilla cubierta por durmientes
Postal pampeana
Casa La Querencia en el Paraje Monasterio

Temprano por la mañana y tras desayunar en el parador Atalaya de la Laguna de Chascomús, si el de las clásicas medialunas, partimos bordeando la costanera, visitamos la estatua de bronce del Presidente Raúl Alfonsín del escultor Luciano Garbati (http://www.youtube.com/watch?v=NYgfb_Cci6w), pasamos por los distintos balnearios y clubes de pesca y llegamos a la Autovía 2. ¿El viento? En contra por los siguiente 65 km, ¡adelante!.
Tomamos la autovía circulando por la banquina a paso firme cuidándonos de mantenernos lejos de los autos que pasaban cagando.
Pasamos la laguna Chis Chis, cruzamos la autopista y entramos al hermoso pueblo de Adela. El pueblo tiene su pulpería histórica y tan solo una calle alfombrada de cesped que te lleva a la Estación. Allí fuimos amablemente atendidos por el auxiliar de la estación quien nos mostró cómo funciona el sistema de señales y particularmente el sistema de Palo Staff. Pero no fue cualquier explicación: justo venía una formación Talgo desde Constitución en pocos minutos y pudimos ver el intercambio del aro con el famoso "palo". Fue una experiencia genial. Ser atendidos de ese modo y ver pasar la formación Talgo IV con la GM319 a la cabeza es más de lo que un amante de los trenes puede esperar.
Volvimos a la ruta 2, y esquivando en la banquina innumerables restos de correas y restos de gomas que habrán emputecido el viaje a ilusionados vacacionantes, llegamos al paraje Monasterio.
Hace muchos años la vieja ruta 2 pasaba por lo que hoy es la única calle del paraje Monasterio. Es hermoso ese lugar, su almacén y el restaurante La Querencia con su clásica cancha de paleta. Un lugar con mucha vibra en la que nos abastecimos bien para encarar el resto del viaje. Visitamos el salón de la sociedad de fomento y la capilla de San Martín de Porres.
Salimos hacia el Este, destino Estación Atilio Pessagno. Impresionante camino rural, con muchas lagunas y miles de bichos: culebras, mulitas, pájaros de todos los colores, además de vacas, caballos y ovejas. Divisamos también varios puntos de geodesia del ex IGM, mi nuevo fetiche en las salidas rurales.
Atilio Pessagno no es un pueblo, es solo es la estación y un enorme portal que señala el ingreso a la Estancia San Roque, cuyo dueño era, justamente, el mencionado Atilio quien donó las tierras para que se levante la parada ferrroviaria.
Almorzamos unos sánguches de mortadela a la sombra de unos añosos eucaliptos y con todas las pilas nos subimos al terraplén donde alguna vez se asentaron las vías y que hoy sirve de improvisado camino hacia el próximo punto: Estación Libres del Sud.
La senda sobre el terraplén te hace correr a mil, es de conchilla, cruza algunas arboledas -verdaderos aires acondicionados naturales- y te permite tener una visión inugualable del paisaje. Pasamos por un dique o defensa de uno de los tantos canales (¿el 18?) del sistema del Salado y divisamos la enorma arboleda que cubre a la increíble estación Libres del Sud.
Ves la estación y no la podes creer. Un edificio impresionante para nadie. Casi no hay pueblo. Pocas estaciones del área metropolitana tienen semejante edificio. Dentro del cuadro de la estación hay precarias construcciones de chapa (ex vagones) y algunas de material que sirvieron de vivienda a trabajadores ferroviarios, hoy todo muy abandonado y librado al azar.
El nombre de la estación recuerda a los revolucionarios del grupo llamado “los Libres del Sur”, que habían insurreccionado contra Rosas en Chascomús librándose una batalla el 07 de noviembre de 1839 (http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Chascom%C3%BAs).
A partir de Libres del Sud todo fue un paseo hasta Chascomús gracias al intenso viento a favor. Paramos a pegarnos un chapuzón en un tanque australiano y re frescos completamos un total de 100 km. Cerramos la jornada con unos buenos mates de cara a un impresionante atarceder que nos regaló el sol en sociedad con su amiga la laguna.
Gracias Norberto, Black y Tano por la salida!
Jorge
Link con fotos de la salida:

DESTINO CHASCOMÚS (DIA 1).

Formación Talgo IV Virgen del Pilar en el playón perteneciente a Talleres EMEPA
Monumento a Raúl Alfonsín, hijo ilustre de Chascomús
Edificio Municipal. Obra de Francisco Salamone.
Hermosa capilla de los Negros.
Esperando una ilusión en la inconclusa estación ferroautomotora

Se dice que los problemas, los fracasos, las crisis entre otros contratiempos son la puerta a lindas oportunidades. Me invitaron los amigos de las Aguilas del Sur a un pretendido encuentro de cicloturismo organizado por alguien de Chascomús y ese concilio nunca se dió o todo fue un desastre, no se. Gracias a que se frustró el encuentro, hicimos la nuestra y todo salió 10 puntos.
El sábado llegamos temprano en la mañana a la Ciudad de Chascomús y tras acomodarnos salimos a la búsqueda de los anfitriones -ausentes sin aviso, re fantasmas-. Felizmente nos encontramos con el grupo "Cicloturismo Calzada", con quienes recorrimos la Ciudad y nos tiramos el lance de ir hasta la Estación Libres del Sud, lo que no se pudo concretar ya que era tarde y la distancia hacia ese destino era mayor a la esperada.
Aprovechamos y estuvimos en la vieja estación ferroviaria (que al igual que la de Dolores tiene ese andén curvo que la hace tan pero tan linda!!!), las ruinas del "Castillo de la Amistad", la Costanera, la Capilla de los Negros (un lugar precioso y con muy buena energía), el reloj de los Italianos, la plaza principal y el casco histórico de la Ciudad. Llamativo el edificio municipal, de estilo neocolonial, llamativo por lo bonito y por el hecho de que la obra es del afamado arquitecto Francisco Salamone, el arquitecto de las pampas.
También fuimos a ver la estación ferroautomotora -nunca inaugurada para el servicio de trenes- ya que nunca terminaron la "variante Chascomus", plan piola y muy muy simple de hacer pasar las vías del FFCC por afuera de la ciudad y evitar congestiones y accidentes (Interesante carta de lectores al diario La Nación escrita por Raúl Alfonsín en la que habla de la inconclusa estación http://www.lanacion.com.ar/568467-cartas-de-lectores). Asimismo descubrimos trabajos recientes que dan cuenta de que sobre la traza proyectada se tiraron unas vías que hoy son el acceso ferroviario a los talleres de EMEPA (http://www.emepa-sa.com.ar/site/index.php) en la que estan acondicionando las formaciones estrella de los caminos de fierro a Mar del Plata: los trenes Talgo IV.
A la noche cenamos abundantemente y decidimos qué hacer al día siguiente y mal no nos fue.
Jorge

Link a fotos del día 1:

martes, 19 de julio de 2011

RAMALEANDO POR VERÓNICA, LAS TAHONAS Y MONTE VELOZ. EL SAMBOROMBON. LOS RAMALES A LAS CANTERAS DE CONCHILLAS Y EL BAPI.

Punta de la pista de aterrizaje de la Base Aeronaval de Punta Indio. Por acá pasaban aviones.
Terraplén ferroviario arrasado por el agua o por alguien, no se sabe. Por acá pasaban trenes.
Impresionante puente para un ramal de carga y solo para buscar conchilla.
Hoy no levantan un puente así ni para la conectar dos ciudades.
Impresionantes tanques en la Estación Monte Veloz. Parecen los aparatos de la película Guerra de los Mundos.
La estación Las Tahonas no tiene edificio propio pero provisoriamente y finalmente de forma definitiva, se reconvirtieron vagones de tren como el de la imagen para que funcionen como edificios. No se ve pero este vagón conserva las ventanas en sus laterales.

Qué zona tan enigmática que es el triángulo que se dibuja entre Magdalena, Las Pipinas y Punta Piedras. Es la pampa pero al mismo tiempo sientes aires de mar, pero te asomas y el agua es bien marrón. Hay faros en medio de la nada, vacas, viento a mil, caracoles que habitaron hace miles y miles de años el mar por todos lados y por si faltase algo hay, perdón, hubo trenes.

El punto de encuentro fue en Verónica, los amigos fueron llegando durante la jornada del sábado así que aprovechamos para pedalear el pueblo de Verónica, reunión de gente que no tiene siquiera 100 años y que se llama así porque ese era el nombre de la mujer del dueño de las tierras. Hoy el pueblo no lleva solo en nombre sino que su ejido luce cuatro diagonales que dibujan dos V. Es muy linda ciudad. No tiene edificios muy antiguos y se destaca la estación ferroviaria, hoy convertida en sede de oficinas municipales y estación de ómnibus.

A la tarde fuimos a visitar la Estación Las Tahonas, con sus pintorescos edificios otrora vagones de tren y de ahí de vuelta a Verónica y a buscar el “Corral del Indio”, recodo natural que forma –como todo rio de llanura- el curso del Samborombon y que se dice fue usado por los indios para encerrar al ganado. Se va por un camino de conchilla rapidísimo que se va poniendo terroso llegando al arroyo llamado De Los santos.

A la noche fue todo genial, cenamos y sufrimos con la eliminación de la selección argentina en la Copa América.

El domingo arrancamos temprano y salimos a la aventura. Mucho frio, sufriéndolo pero el camino hacia la estación Monte Veloz llena de palmeras, vegetal que se asocia a climas más piolas para pedalear. Antes de llegar a Monte Veloz, linda estación a la que pudimos acceder previa solicitud de permiso, vimos una llamativa curva en el camino, un giro no habitual para los caminos rurales, y claro, ya que ese desplazamiento fue alguna vez asiento de un ramal ferroviario.

Es que de Monte Veloz salía un ramal que luego se bifurcaba hacia otros destinos para buscar un recurso natural amigo del ciclista: la conchilla, material natural (caparazones de moluscos que se sedimentaron y que hoy se usa para aportar calcio a la industria alimentaria y como material de construcción) que es uno de los principales recursos de la Bahía de Samborombon.

Nos internamos en lo que fue la traza de los viejos ramales que se dejaban ver por la aparición –cada tanto- de un poste telegráfico, alcantarillas, durmientes y, cómo no, impresionantes puentes en medio de la nada.

Fue una experiencia inolvidable, avanzando a campo traviesa, sorteando obstáculos de todo tipo, en los que las tranqueras eran como saltar el cordón de la vereda. Así y tras horas de pedaleo y decenas de rayones en las piernas, llegamos a la Ruta 11 -que por esa zona es de conchilla- tras un breve descenso desde una altura que nos mostraba a nuestro Rio de la Plata en todo su esplendor. Almorzamos en la entrada del faro de Punta Piedras. El faro parece una antena de celular pero en estos lugares no hay lugar para la comunidad movistar y es un faro.

Seguimos hasta Punta Indio, entramos a recorrerla rapidito ya que se venía la noche. Retomando la ruta 11 giramos a la derecha y dimos con un lindo camino que nos llevó a la Base Aeronaval Punta Indio, con toda su historia –a mi modo de ver poco feliz- y su desactivado ramal ferroviario que la conectaba con la Estación Verónica.

Tuvo tal importancia esa base aeronaval –diseñada originariamente para remontar dirigibles y globos- que tenía ramal propio con pintorescas paradas intermedias.

Cansados de tanta aventura entramos a Verónica con el último rayo de sol y todos contentos.

Jorge

Link con más fotos:

https://picasaweb.google.com/jorgelusona/VERONICAMONTEVELOZPUNTAINDIORAMALEADA

miércoles, 22 de junio de 2011

LIBRO RECOMENDADÍSIMO

No es de cicloturismo pero David Byrne tiene una visión tan copada desde su bici o a pie que uno pasa las páginas y viaja con él, a la par, de la mano.
Jorge

domingo, 29 de mayo de 2011

UN PASEO POR TRENQUE LAUQUEN. LA ZANJA DE ALSINA.

Muestra permanente de murales de Rodolfo Campodónico
Cartel que anuncia el paso de la Zanja de Alsina sobre la Ruta Nacional 5
Típica estampa de una estación del FCO. La Zanja.
Viejo vagón, o lo que queda de él, en la Estación La Zanja
Curioso tanque de agua en una casa de Trenque Lauquen.

Tantas veces que fui a Trenque Lauquen pero nunca llevé la bicicleta. Esta vez no perdí oportunidad y tras cumlir con las obligaciones en la facultad armé todo y me fui a recorrer algunos caminos de la zona, característicos por la presencia ineludible de arena.
Es que Trenque Lauquen - voz mapuche que se traduce como Laguna Redonda-, ciudad que se encuentra en la encrucijada de las rutas nacionales 33 y 5, hasta hace unos años era tierra árida, con médanos vivos que aún se asoman en algunas partes. El cambio climático y las inusuales inundaciones del 2001 han incorporado las tierras a la "pampa húmeda".
Un pasado que se puede descubrir en esas tierras que arrancan muchísimo antes de la idea de un país llamado Argentina. Zona del Ferrocarril Oeste que llega con su vía principal para terminar en Toay - La Pampa.
Algún día voy a recorrer la ciudad con la bicicleta para obtener fotos de un montón de lugares y rincones que no tienen desperdicio. Esta vez me limité a salir en búsqueda de la llamada "Zanja de Alsina" y la estación de trenes a la que -por asentarse en la misma zona- se la bautizó como "La Zanja".
La idea de Adolfo Alsina, ministro de Guerra del Presidente Avellaneda, mandó a cavar a pala la afamada zanja, de tres metros de ancho y dos de profundidad, con un terraplén y cada tanto el asiento de fortines y mangrullos. Esa extraña cicatriz se extiende como un gran arco desde Chasicó en la Provincia de Buenos Aires hasta el norte de la provincia de La Pampa.
La zanja -no fue la única en el país- no fue de mucha utilidad pero servía para demorar el tránsito de ganado y enseres arrebatados por los malones. De poco sirvió para marcar la cancha ya que luego Roca y otros conquistadores siguieron avanzando y el uso del Remington, el alcohol y las enfermedades hicieron el resto.
Salí de Trenque Lauquen hacia el Oeste, pasé por la impresionante planta de Cargill, crucé la ruta 33 y me interné en la tierra. Por suerte había llovido y estaba asentado el terreno. Debe ser terrible cuando esta seco. Hacía mucho frío, estaba gris y el viento soplaba fuerte. Mucho bicho, cuises, mulitas, pájaros varios, teros y perdices.
Por un camino paralelo a las vías llegué a La Zanja. Importante estación en su momento ya que de allí partían desvíos a Carhue y Gonzalez Moreno. La estación esta bien conservada. No están los nomencladores y se encuentra totalmente ocupado el rectángulo de la estación.
Una linda escuela frente a la estación con una imágen de la virgen de Schoenstatt y un mangrullo levantado por los chicos que asisten al colegio. Tres de ellos estaban por ahí jugando con una única bicicleta con la que me desafiaron a una carrera que dejé me ganen.
Se hacía de noche -había arrancado a las 15,30 hs- y tomé otro camino para volver a Trenque Lauquen, muy agreste, con mucho pasto pero por lo menos no se veía tanta arena. Así llegué hasta la Escuela N°37 Adolfo Alsina -con palenque incluido- y luego a la Escuela Agraria Treinta de Agosto y luego busqué otro camino de tierra que me llevase de allí hasta la ciudad sin tocar las peligrosas rutas asfaltadas. El mapa del GPS estaba mal y no existían los caminos que señalaba. Tuve que volver por una senda que bordea la Ruta 5 y por la que parecen transitar tractores y vehículos rurales que no pueden ir a su velocidad por la mencionada ruta que a esa altura corre por encima de un terraplén.
Felizmente llegué a un camino de tierra en el que se instaló un monolito que recuerda el paso por ese lugar de la zanja de Alsina, "Frontera de la Civilización" y que hoy comparte protagonismo con un santuario del Gauchito Gil.
Me llamó la atención de la cantidad de gatos -domésticos- que vi en medio del campo. Se ve que se han desarrollado en ese medio rural. Vi al menos unos ocho durante todo el recorrido y siempre lejos de casas o construcciones rurales.
Ya era de noche cuando entré a Trenque Lauquen, pasé por La Pataca y sin escalas a Buenos Aires.
Jorge
Sitio de la Municipalidad de Trenque Lauquen: http://www.trenquelauquen.gov.ar/

jueves, 31 de marzo de 2011

MAR Y CAMPO. MAR DEL SUR - CENTINELA DEL MAR.

La sombrilla es mía. No la llevé con la bici. es de un viaje en enero con el auto.
Tras el acantilado, el mar.
La entrada a la metrópolis Centinela del Mar.
Palomar en la Estancia La Eufemia.
Mapa del recorrido. Ida y vuelta por la misma senda.

Uno cuando sale en bici a recorrer caminos rurales desea llegar -después del esfuerzo- a un lugar que, en primer lugar, tenga un almacén para comprar una pomelo. Pero si ese destino te ofrece unas playas preciosas bañadas por el océano Atlántico que te permiten tirarte al sol y tomarte ese pomelo entre gaviotas, cangrejos y haciendo dibujitos en la arena con los dedos del pie todo es mejor.

Y así fue cuando me acerqué a Mar del Sur, la alternativa tranqui para que el que visita Miramar. Dejé el auto frente a la playa, armé la bicicleta y tomé el camino de tierra que corre paralelo al mar pero alejado no menos de cinco o seis kilómetros. Andas por el campo, la pampa pero a lo lejos se ven médanos, se siente un aire marino y se sufre un viento que es del mar!

Hermoso camino que cruza distintos arroyos y que pensaba aburrido, pero no. Al toque de salir de Mar del Sur vi una arboleda, y un palomar. Qué raro pensé ya que estamos muy al sur de BsAs como para que se vean palomares. Más de cerca vi una torre de lo que parecía una gran capilla, y otros edificios. Era la estancia “La Eufemia” creada en 1891, cuya dueña fue Eufemia Otamendi. Si. De la familia que da nombre al Partido. Parece que Eufemia era monja y le dejó esas tierras al Vaticano. Entré y no vi a nadie, saqué fotos y seguí.

Viento a favor o más o menos, estancias cuyos nombres se pueden leer bajo las cucardas que les ponen a los toros en “La Rural” y así hasta una enorme “cruz” sin inscripción alguna –como el monolito de 2001 Odisea en el Espacio- que se encuentra en la encrucijada con el camino que lleva a la ruta 88 (que vincula a Necochea con Mar del Plata). Giré con destino al mar y con un súper viento a favor, a más de 40 km/h, llegué a la entrada de Centinela del Mar.

Centinela del Mar es un pintoresco caserío con una capilla, un siniestro hotel abandonado y unos improvisados puentes que cruzan unos arroyos y que te dejan en lo alto de unos acantilados y más abajo la playa y el mar. La playa copada, ofrece restos de naufragios (¿?) y cuevas para poder ponerte el traje de baño en paz.

En la playa podes hacer lo que quieras, no hay casi nadie y el que esta no jode. Entre las piedras se pueden ver cangrejos, micropeces, algas de todos los colores y otras vidas. Un paraíso. Pero había que volver.

Y la vuelta fue un garrón porque entre la calza y la piel se me juntó arena y había un viento en contra violento. Llegué a Mar del Sur con poco y nada y con ganas de abandonar el ciclismo. Antes de irme visité el edificio del viejo hotel “Boulevard Atlántico” y un súper por otra pomelo.

Fueron 90 km de pedaleo y seis días para eliminar todos los granos de arena que se me incrustaron en las partes más sensibles del cuerpo.

Jorge

jueves, 17 de marzo de 2011

OTAMENDI - MIRAMAR. EL CAMINO DEL INFIERNO.

Extraña estructura de hormigón al costado de las vías, cerca de Miramar.
Un proyecto de estación que ha quedado truco? No pude averiguar nada.

Uno de los tantos senderos que corren por el Bosque Energético.

Estación Otamendi - FCS


Estando en Mar del Plata tomé la ruta 88 y tras un corto desvío caí en la localidad de Comandante Nicanor Otamendi. Un lindo pueblo muy activo por la actividad rural. Si bien la temperatura era bastante elevada no se sentía tanto por un persistente viento que se dirigía al mar. La idea era recorrer parte del ramal ferroviario que sale de Mar del Plata y desde Otamendi corre hasta terminar en la ciudad de Miramar.

La estación de Otamendi esta bien mantenida. Se registran señales de paso de esporádicos trenes, vías que conocieron mejores tiempos.

Después de recorrer el pueblo tomé el llamado “Camino del Infierno”, pura tierra pero lindo para la MTB. Llamativo nombre que despertó mi curiosidad cuando en medio de él advertí que había sufrido un pinchazo en un lugar insólito de la rueda de mi bicicleta.

Finalmente supe que el camino debe su nombre a la Estancia El Infierno que se asienta en la zona y cuyo casco fue construido en 1873 siendo su dueño Carlos Otamendi. Aparentemente los primeros establecimientos rurales en la zona eran “atacados” por los pueblos originarios. Según pude averiguar por internet la estancia soportó once malones comandados por el cacique Yanquetruz.

Quizás los espíritus de los aborígenes me tiraron una fantasmal flecha en la cámara afectada que pese a tener un importante agujero no pude hallar pinche alguno.

El camino del Infierno me dejó en la Ruta 11 –vieja- y tras unos pocos kilómetros por asfalto me metí en el barrio balneario conocido como 2Copacabana” que tiene frondosos bosques que han convertido a lo que serán –seguramente- calles en el futuro, en entretenidos senderos. Finalmente divisé el mar y llegué bordeando a la costa a Miramar.

Me volví a meter para adentro para dar nuevamente con las vías del FFCC y así fue que llegué a la estación Miramar, cabecera del ramal. Al lado de la vieja estación ferroviaria se estaba levantando una moderna estación de ómnibus. Toda una señal de que los tiempos y el modo de viajar cambiaron.

En Miramar visité el Parque Botánico Dunícola y el Bosque energético que se puede recorrer con la bici por medio de senderos asentados sobre viejas dunas. Es muy lindo trepar con la bici hasta lo más alto del médano y desde ahí poder divisar el mar.

Volví a Otamendi por un camino que vuelve a pasar por la vieja estancia que perteneció a Carlos Otamendi y volví a pinchar. Pero como dice la canción de los Rendondos, el Infierno es embriagador y daba para volver.

Jorge

martes, 15 de febrero de 2011

DE INTERNET AL PAPEL. PUBLICACION DEL RELATO DEL VIAJE A PABLO ACOSTA EN PERIÓDICO "EL TEDINES" DE AZUL



El periódico "El Tedines" sale de la imprenta una vez al mes y se distribuye en las localidades de Azul, Pablo Acosta, Tedin Uriburu, Benito Juárez, 16 de Julio y Chillar y los establecimientos agropecuarios de la zona.
Un espacio de encuentro muy lindo en el que no solo se relatan historias y notas sobre los habitantes de los pueblos sino que cumplen el esencial rol de difusor de notas sociales y noticias de actualidad que son de interés de los que viven en esa zona tan linda de la Provincia que tuve oportunidad de visitar.
El Director y editor de la publicación, Claudio Marcos Iribe, se contactó conmigo para pedirme permiso y publicar en El Tedines el relato que hiciera -hace poco más de un año- de un viaje en bici entre Tandil y Azul pasando por Gardey, Pablo Acosta y Boca de la Sierra.
Imposible negarme, por el contrario muy emocionado por que el relato y las impresiones allí volcadas sean confrontadas por aquellos que viven -en el amplio sentido de la palabra- en esas extensiones que enamoran a todo aquel que las visita y ni hablar al ciclista.
Acá les paso copia de la nota y espero la disfruten.
Jorge
Link al sitio de internet del periódico: http://eltedines.com.ar/

martes, 25 de enero de 2011

A TODO PEDAL POR “LA FELIZ”. DESCUBRIENDO EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DE MAR DEL PLATA. TERCERA PARTE.

La casa del Balcón
Edificio de la Municipalidad. Obra de Alejandro Bustillo.
La Torre de Agua. Hermosa construcción en lo más alto de la loma Stella Maris. Se trata de un impresionante tanque de agua y depósitos auxiliares.
Las torres amenazan a los típicos chalets. Son patrimonio municipal pero ...
El famoso Torreón del Monje. Antigua sede del Pigeon Club.