martes, 4 de marzo de 2014

EL OESTE SIN TRENES: MOQUEHUA, MOLL, LA RICA, HENRY BELL, y RAMON BIAUS

A propuesta de mi amigo David y junto a Manuel, encaramos hacia el Oeste de la provincia de Buenos Airtes, más precisamente hasta Moquehua poblado ubicado en el partido de Chivilcoy. La zona riquísima para los amantes de la bici y los trenes: caminos arenosos, mucha historia, y los restos de ramales que eran explotados por tres empresas ferroviarias: Midland, Ferrocarril Oeste (FCO) y Compañía General (CGBA).

Plano de caminos de 1947. En él se puede apreciar la ruta que une Moll con La Rica.
La actual ruta 30 ni siquiera estaba en los planes.

Usina eléctrica en Moquehua. Tiene un aire de recinto de ejecución en silla eléctrica.
Estación Moquehua.

Club con anexo cancha de pelota paleta.
Moquehua tiene su estación -estampa de los edificios del CGBA- en muy buen estado. De las vías ni noticias. Por suerte se conservan muy bien las otras dos estaciones del mismo ramal que visitamos en la salida: Moll y Ramón Biaus. Como muchas otras que perdieron utilidad ferroviaria en el país, se salvaron a instancias de ser reconvertidas en centros culturales o educativos.
En el camino dimos con varios edificios abandonados. Muchos -por su emplazamiento, en cruces de caminos- eran almacenes de ramos generales. Ya no hay clientes por lo que les ganó el abandono.
Desde Moll, y hasta el pueblo La Rica, tomamos la vieja ruta 44, que figura como camino principal en mapas de mediados del siglo pasado. Hoy se encuentra opacado por la asfaltada -pero cratereada- ruta 30 que une Chivilcoy con Roque Pérez.


Cancha de pelota en Moll. Quedan los banderines como señal de un agitado carnaval.


El jefe descansando desde un banco en la estación Moll.
Lindo el detalle de los pies del banco con las siglas del Compañía General.


  
Viejo puente de ladrillo que sigue resistiendo todo tipo de tráfico. 
Su ejecución parece haber sido en 1922 de acuerdo a la "firma" inserta en el mismo.
  
Casco de la estancia La Rica.

Palomar de estancia La Rica.
 En ese camino encontramos una escuelita abandonada y ocupada por gente que -como mucha que vive sin vecinos- se deja ganar por la mugre y el desorden. Y también nos dejó en la entrada de la estancia La Rica establecida a mediados del siglo XIX. La tranquera estaba abierta ya que el casco se encuentra habilitado como establecimiento hotelero. Amablemene preguntamos –a quien parecía ser algo del lugar- si se podía visitar el casco de la estancia. La respuesta es la clásica de quien tiene algo de autoridad, de quien saca credencial de algo por que le dieron un peldaño adonde subirse. Hay que tener reserva y bla bla bla. Igual pudimos apreciar el casco de la estancia desde su acceso y el imponente palomar, muy venido a menos y a poco de venirse abajo completamente.
Nos salimos del camino general antes de llegar a La Rica a fin de cruzarnos con el imponente terraplén del extinto ferrocarril Midland que se eleva para superar sobre nivel las vías del clausurado ramal Gorostiaga - Anderson del Ferrocarril Oeste. Lindo puente el que corona el terraplén que hoy sirve para que las mulitas hagan sus múltiples cuevas. Y debe haber muchas ya que dimos con una muy confianzuda que no se asustó frente a nuestra presencia.

Mulita.
Dominios del Oeste.
Abundante señalización. 
Tras visitar el pueblo, sus dos estaciones (Midland y FCO), agarramos un camino que corre sobre lo que fue la traza del Midland que parece estaba balastado sobre conchilla, lo que nos permitió un andar descansado, algo que acabaría pronto.
Llegamos hasta la estación Henry Bell, del ramal del Oeste. El perímetro de la estación cerrada y las tres casas que conformaban el pueblo abandonadas. Un verdadero pueblo fantasma.
  
Capilla en Ramón Biaus
 
Buena pintura utilizaron los muchachos peronistas en Biaus. Esta pintada se mantiene después de más de 40 años. 

Viejo taller y estación de servicio en Ramón Biaus.


Otro puente viejísimo que se sostiene en tirantes de madera que resisten desde hace años pese al descuido y la falta de mantenimiento. Se puede ver la acumulación de tierra sobre el mismo.
El camino que nos llevaría al siguiente punto -Ramón Biaus- y de ahí hasta Moquehua fue durísimo por la arena. En Biaus hicimos una pausa en esa hora de la tarde que es tan agradable. Al minuto estábamos rodeados de pibes que vinieron atraídos por las bicis. Para ellos cualquiera que sea algo más que una playera son de competición. Relajados los chicos despidiéndose de las vacaciones. Biaus conserva un hermoso edificio que fue taller y estación de servicio, una postal de otros tiempos.
Con casi 95 km encima llegamos a Moquehua con los últimos rayos del sol.

Jorge.

5 comentarios:

  1. te mando un abrazo , para que agregar mas a este post? BRILLANTE !!

    ABRAZO

    ResponderEliminar
  2. Buenísimo post, Jorgito, como todos los de este blog...

    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. buenísimo el blog. lo descubri tarde pero bue. mejor tarde que nunca

    ResponderEliminar