El plan.
Una combinación perfecta entre deporte y
descubrimiento: el recorrido por las aldeas alemanas al sur de la Cuidad de Paraná, capital
de la Provincia
de Entre Ríos. Además de tocarnos un tiempo precioso todo el trayecto se hizo
por vistosos caminos que atraviesan cuchillas (colinas o lomas
onduladas de baja altura), que te obligan a trepar duro y parejo, pero que llegando a la cresta se
asoma a lo lejos se asoma una torre de una iglesia y la aldea circundante. Y así
durante todo el recorrido que incluyó las colonias ubicadas en el Departamento
de Diamante, a saber: Aldea Protestante, Valle María, Aldea Brasilera, Aldea Spatzenckutter y Aldea San Francisco.
Saliendo desde Paraná tomamos la ruta 11 hacia el Sur. En el camino
paramos a ver lo poco que queda de la estación del FCER llamada Paracao. En
realidad una parada que servía a un campamento militar cercano. Luego pasamos
por Oro Verde y visitamos un museo municipal que conserva una buena cantidad de
vagones ferroviarios bien conservados y ubicados en un amplio predio.
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ESTACION PARACAO. UNA DE LAS MÁS ANTIGUAS DEL FFCC DE ENTRE RIOS. |
Un poco de historia. Los Alemanes del Volga:
Nuestro país recibió el aporte de distintas culturas a través de flujos
inmigratorios de distintas partes del mundo. ¿Pero qué ha llevado a los
llamados “Alemanes del Volga” a instalarse en nuestro país y particularmente en
esa zona del litoral? Muchos afirman que
encontraron en el río Paraná aires del Volga, el río más caudaloso de Europa
que nace cerca de Moscú y deja sus aguas en el mar Caspio. Pero fue gracias a
las facilidades y estímulo dispuesto por el presidente Nicolás Avellaneda que
gobernó entre 1874 y 1880, que se instalaron colonos en parcelas de tierra
dispuestas a ese fin. Hoy se advierte –con la disposición de las aldeas y los
caminos de la zona- la evidente planificación en la distribución de tierras que
se empezaron a poblar en 1878.
Pero estos alemanes no se fueron de Europa –más precisamente de Rusia-
por que si. Más bien fueron empujados a abandonar las tierras que forjaron por
más de un siglo. Hacia mediados del siglo XVIII muchos alemanes de las regiones
de Hesse,
Renania-Palatinado, Baden-Wurtemberg y Baviera, respondieron a una invitación
de la emperatriz Catalina II de Rusia para que se asienten en las tierras del
bajo Volga. Trabajaron eficientemente –a costa de sacrificio y fuerza- el campo
y se convirtieron en expertos agricultores. Mantuvieron la cultura e idioma
alemán pese a que se encontraban en territorio ruso. Hacia mediados del siglo
XIX les quitaron ciertos privilegios y muchos emprendieron la retirada hacia América.
Llegaron “alemanes rusos” a EEUU, Canadá –principalmente los evangélicos- y los
católicos se inclinaron por Brasil, Uruguay, Chile y nuestro país.
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IMPRESIONANTE CEMENTERIO EN ALDEA SAN FRANCISCO. PARECE UNA CIUDAD LEJANA. LOS AMIGOS QUEDARON IMPACTADOS Y NO ERA PARA MENOS. |
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ASÍ SE VEN LAS TUMBAS DE CERCA. |
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LAS CRUCES DE HIERRO Y PÁJARO CARPINTERO. |
El recorrido en bici que hicimos con Ale y
Elsa arrancó en Aldea Brasilera. Su nombre da cuenta del paso por el Brasil de
los colonos como paso previo a instalarse en la Argentina. La noche anterior
habíamos estado en el Comedor Munich, un bar y restaurante muy piola en el que
se sirven especialidades alemanas. Tras visitar la iglesia San José de estilo gótico
seguimos hacia el sur hasta divisar lo que parecía una ciudad en miniatura,
pero que resultó ser un típico cementerio de colonos. Se trataba del cementerio
de Aldea San Francisco, con sus impresionantes tumbas que se elevan al cielo y
miran al norte, siguiendo la tradición de los alemanes. Realmente se conservan
muy bien. Son de cemento y casi siempre rematan en una cruz de hierro. En la colonia
San Francisco –luego repetimos el hallazgo en otras paradas- pudimos ver
construcciones originarias de los colonos. Ranchos de una sola planta, con
paredes de ladrillo bien anchas y techo a dos aguas.
Tras comer un sánguche de queso en un almacén
seguimos hasta Aldea Valle María –otrora sede administrativa de las colonias en
la etapa fundacional- , y luego nos dirigimos a la Aldea Protestante. Así se llama
esta última por que sus fundadores profesaban la religión evangélica. Se que se
hacen ricos dulces en el pueblo ya que compré algunos frascos en el comedor bar
Munich.
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ALDEA SAN FRANCISCO. |
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CAPILLA DE ALDEA SAN FRANCISCO. |
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UNA LECHUZA DE CAMPANARIO. |
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SANTUARIO DE SCHOENSTATT |
Tomamos luego un caminito de tierra que corre
paralelo a la ruta 11 y rumbo norte llegamos a las afueras de nuestra última
escala: Aldea Spatzenckutter. Imposible pronunciar el
nombre. Lo que es increíble es que luego te enteras de que es una unión de
vocablos que se traduce como “jolgorio de gorriones”. El cementerio de ese
poblado se encuentra alejado del ejido y es muy lindo e interesante. Nuevamente
las llamativas y altísimas cruces de hierro que resisten pese al paso de los
años. De hecho las primeras tumbas datan de la década del 80 del siglo XIX. Un
cartel informa que ese fue el primer cementerio que fundaron los alemanes del Volga
en la región: abrió sus puertas a su clientela fija en 1880.
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ENTRADA A ALDEA PROTESTANTE. |
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CENTENARIA ESCUELA EN ALDEA SPATZENCKUTTER |
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BANDEJA ALEMANA - BAR MUNICH - ALDEA BRASILERA |
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LINDA CASITA.
Mil historias más para descubrir a través de los edificios –escuelas,
iglesias- y la gente que con gusto se engancha a hablar. Pero el sol cae y hay
que volver. Pero quedan las ganas de volver y seguir buscando.
Jorge.
Apéndice gastronómico:
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