sábado, 12 de octubre de 2013

ALBERTI - PLA - PALENTELEN - LARREA.

Viernes previo a un fin de semana largo. Salir de Buenos Aires resulta complicado. Gente que se precipita a escapadas a ningún lado ya que salen locos y en la búsqueda de todo lo que no consiguen en su día a día terminan más locos que antes de salir en plan de descanso.
Se nota eso en la ruta, y me tocó verlo personalmente en la Ruta Nacional 5, una ruta con mucho agite y que tuve que tomar por trabajo hasta Alberti. Por eso cuando llegué -con mi bici en el baúl- salí a cortar el mambo y buscar paz. 

Palomar ubicado a unso 150 metros del acceso a la Ciudad de Alberti.

Una de las tantas aves que se encuentran en el río Salado

Margaritas y punto catastral de la Provincia de Buenos Aires, en el acceso al pueblo de Pla.

Estación Pla. 

Entre las estaciones Pla y Palentelén encontré esta llamativa combinación de colores y formas. Plantaciones de árboles en plena pampa húmeda. Algo que me resultó extraño. Parece ser una plantación bastante extensa. Y más de cerca hierba afectada por el herbicida tan usado en nuestras tierras: glifosato. Así queda el pasto para dejar lugar a la soja en poco tiempo más. Impresionante ver a lo largo del recorrido la cantidad de pilas de bidones que se acumulan tras paredes de abandonadas construcciones o a la vera de caminos rurales.
Saliendo de Alberti por el acceso principal a esa ciudad se toma un camino de tierra muy arenoso que tras cruzar por un enorme puente el río Salado, pega algunas curvas y se llega a Pla, pueblo que nació por la Estación de tren del FFCC Cia. Gral, de trocha angosta y de capitales belgas y franceses. El pueblo estaba muy activo, con gente trabajando en tareas vinculadas a la actividad agropecuaria, pero lejos de lo que fue cuando tuvo cerca de 2500 habitantes. 
Con un hermoso viento a favor y por un camino que corre paralelo a la vía abandonada llegué a la siguiente estación: Palentelén. La estación ocupada conforma una casa más de este paraje rural que esta cerca del límite con Bragado y no muy lejos de la ruta 5.
Noté la presencia de personas con muchos caballos que eran acompañados por una camioneta que se identificaba con un banderín que rezaba: "El Galpón de Tablada". Resultaron ser los miembros de un centro tradicionalista que venían a caballo desde San Justo (La Matanza) por caminos rurales y con destino final en la Fiesta del Caballo que todos los años se celebra en Bragado.
Charlamos un rato y fue lindo descubrir que hay identidades entre los recorridos a caballo y los que hacemos en bicicleta. 

Bienvenida a la estación Palentelén. El criadero de chanchos se encuentra sobre lo que alguna vez fueron vías y playa de carga.


Transitado el camino!

Ahí está lo que pensé que era un puente! Marcha atrás.

Como se venía la noche decidí volver rápido a Alberti y por confiar en el GPS me mandé una macana. En el mapa aparecía un camino que daba cuenta de un cruce del Salado. Le di al pedal -incluso sorteando alambrados- y vi que el caminito moría en las aguas del rio. De lo que fue el puente quedaba poco y nada. Un garrón ya que tuve que volver para atrás. De haber sido más temprano daría para recorrer el margen del Salado pero esta vez no.
Así logré dar con una senda muy linda que iba a la Estación Larrea -ubicada entre Bragado y Alberti- pero que estaba cubierto de tosca hasta la ruta 5 lo que me hizo traspirar de lo lindo. 
Llegué a Alberti con la noche arriba. Aproveché para tomar unas fotos de las obras de Salamone -municipalidad y la fuente de la plaza- a las que la noche le da un toque piola. 
Cementerio de Alberti.
Municipalidad

Fuente de la Plaza. Un poco descuidada.
Jorge

martes, 8 de octubre de 2013

A LA CAPITAL NACIONAL DEL VIDRIO: UN RECORRIDO POR BERAZATEGUI, PLATANOS, EZPELETA Y HUDSON.

Bienvenidos a Ezpeleta. Los servicios de trenes andan más o menos bien. El que se ve en la imágen viene de La Plata.

Arco de entrada al Parque de los Derechos de la Ancianidad. Hoy conocido como Parque y Reserva Provincial Pereyra Iraola. Si se lo ve de cerca el arco esta pésimamente mantenido.

Velas para el Gauchito Gil. Sobre el camino General Belgrano. Hay Gauchitos y muchos recordatorios de personas fallecidas por accidentes de tránsito. Esa extraña escenografía parece no surtir efecto, ya que la gilada entra a altísima velocidad al Parque.


Quienes vivimos en Buenos Aires sabemos -aunque algunos se hagan los boludos- que hay grandes diferencias entre la zona norte y la zona sur del area metropolitana. A mi me chupan un huevo las diferencias ya que las cosas que hacen a esas diferencias son las que me resultan indiferentes en el tránsito de la vida.
¿A qué viene esta reflexión? A que en el Sur de nuestra ciudad sobreviven restos de una aristocracia que supo manejar o mejor dicho gozar de los destinos de nuestro país. Lo vimos en el barrio de Barracas y esta vez visitando el hermoso partido de Berazategui. 
Cascos de estancias, viejas quintas, espacios de esparcimiento, que fueron abandonadas por sus dueños en manos del Estado -voluntariamente o por expropiación- o la Iglesia, como una forma elegante de decir chau chau adiós a un entorno que no creció como lo hubiesen deseado. Un crecimiento que se dio a partir de la instalación de industrias y loteos en cómodas y luego impagables cuotas para obreros que vinieron desde todo el país en busca de un futuro.
Así, lo que fue un arroyo -llamado Las Conchitas- con un embarcadero coronado con una marmólea Venus de Milo hoy es un curso de agua miserablemente contaminado del que se rescató a la pobre estatua sin su pedestal. Lo que fue el casco de esa estancia -perteneciente a la familia Ayerza- hoy es una ruina cuyo paso previo al fin fue el de servir como residencia para personal jerárquico de una industria textil que ya no funciona.
Un destino más piola tuvieron los parques de las estancias San Juan y Santa Rosa que, expropiación mediante ordenada por el Gral. Juan D. Perón, pasaron a conformar a lo que hoy se conoce como  Parque Pereyra Iraola pero que su nombre originario -al tiempo de su inauguración en 1950- fue "Parque de los Derechos de la Ancianidad", y la escuela de policía "Vucetich".
Casco de la Estancia Santa Rosa

Uno de los tantos puentes que facilitan la llegada de caminos a lo que fue el casco de la estancia.


Hermosa Imágen que se encuentra en los fondos del parque perteneciente a la Escuela de Policía. Una placa nos informa que fue hecha en "Fonderies D'Art Du Val D'Osne" de París. Una factoría francesa muy famosa creada en 1836 que fabricaban mobiliario urbano y fuentes. Llegó a ser la fábrica de fuentes más importante de Francia. Entre sus obras más reconocidas se encuentran el Palacio de Cristal de Londres para la exposición internacional de 1851 y los mundialmente famosos candelabros que señalan las entradas a las estaciones de metro de París.

El árbol de cristal. "Agathis Alba". Especie originaria del Sudeste Asiático. Único ejemplar en Sudamérica.


Eso es lo que vi en la salida que hicimos con Ale Pol, Ale Chico, David y Fernando y que arrancamos en la localidad de Ezpeleta. Bajamos del tren y seguimos un viejo desvío ferroviario que llegaba a la planta industrial Dupont. Luego salimos a la búsqueda de lo que fue la Estancia Las Hormigas. No encontramos nada, salvo un viejo omnibus Ford arrumbado en un lote.
Tomamos el Camino General Belgrano y llegamos hasta el portal que señala el ingreso al Parque y Reserva Provincial Pereyra Iraola. Ese portal esta en muy mal estado y es increíble que no se le haga un mantenimiento al menos elemental.
Yo que no conocía mucho del Parque me fui sorprendido por la cantidad de senderos que tiene. Líneas que te llevan a hitos imperdibles como la cantera, la escuela Vucetich, puentes escondidos en medio de el verde que lo devora todo, el afamado árbol de cristal y la virgen escondida. Uno de los senderos nos dejó en las vías del tren que va a La Plata que van en paralelo a un camino que te lleva a las quintas de Hudson.
En Hudson comimos algo y nos sumergimos nuevamente en la Ciudad. Pasando la localidad de Plátanos visitamos el casco de la estancia de la familia Bustillo que hoy es un colegio: el María Wald. Todo cerrado, todo mal para ver.
Entrando a Hudson por la zona de quintas.

La Maltería de Hudson

Un mini taller en la Escuela Municipal de Vidrio en el que se puede ver cómo se trabajan las distintas técnicas para la elaboración de elementos de vidrio.

Impresionante calor!

Impresionante documento que da cuenta de la visita de Evita a la fábrica Rigolleau.

Impresionantes tallas en vidrio: José de San Martín, la máscara mortuoria de Chopin, George Washington, entre otras.

Obra del artista Félix Berdyczak con motivo del Año del Libertador en 1950. Se usó un bloque de vidrio que se usaría para fabricar botellas de cerveza.


Por suerte llegamos al Complejo Municipal San Francisco que se levanta en lo que fue un almacén de ramos generales y donde funciona la Escuela Municipal del Vidrio. ESPECTACULAR todo lo que tienen. No solo tienen una hermosa muestra de la historia de Berazategui sino que en un taller enseñan como se trabaja el vidrio. Pero el plato fuerte es el acervo artístico de obras en vidrio, entre las que se destacan la de los artistas genios Félix Berdyczak y Lucrecia Moyano -ambos vinculados al universo de la enorme Cristalería Rigolleau- y las ganadoras de los concursos anuales. Justo caímos mientras se desarrollaba el Salón del Arte en Vidrio. El Centro estaba a pleno y las guías muy pero muy piolas.
A pocas cuadras esta el centro cultural Rigolleau con un hermoso auditorio, aulas y un salón en el que se exponían fotos e infografías sobre el Holocausto sufrido por el pueblo ucraniano a manos de Stalin.
En fin, Berazategui tiene una onda genial y mucho para conocer. Historia del Golf de la mano de Roberto De Vicenzo, mucho vidrio y verde.
Entrada principal a la fábrica Rigolleau.

Esta es la venus de Milo hecha en Europa. Estaba en el Arroyo Las Conchitas en la Localidad de Plátanos. La había colocado la familia Ayerza frente al amarradero de botes del Chalet "Los Claveles". Por esas cosas de la vida terminó enterrada en lodo. Fue rescatada en 1981 y hoy se luce en el Centro Cultural Rigolleau.
 Hasta la próxima!
Jorge