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Misión cumplida y qué día que nos tocó para llegar!!! |
Día 1:
Una vez más a Mar del Plata en bicicleta. Esta vez con variantes, algunas planificadas y otras imprevistas. Esta vez el plan era hacer gran parte del recorrido por tierra y esperábamos encontrarnos con el viento norte, que sopla hacia nuestro destino en la mayor parte del verano. Logramos completar el recorrido, en el tiempo previsto pero el terrible viento en contra nos puso a prueba y vaya que nos hizo patear.
El grupo fue el mismo, un grupo de fierro que le da para adelante como sea: Carlos, Silvia, Norberto y quien escribe.
A las 7 AM salimos de la estación Alejandro Korn y por asfalto le pegamos hasta Brandsen. De ahí tomamos caminos secundarios pasando por distintos pueblos que tienen estaciones sobre las vías del FFCC Roca a Mar del Plata: Jeppener, Altamirano, Gándara y al toque Chascomús donde paramos a almorzar. En todas las postas hay muchas cosas para conocer -viejas casas, almacenes, canchas de pelota paleta, etc- pero los tiempos nos obligaban a seguir Fue una buena idea clavarnos unas pastas para recargar energías.
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Cancha de pelota paleta abandonada en el púeblo de Altamirano. |
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Estación Gándara del FFCC Roca. Ya no funciona la industria láctea y ahora casi no pasa el tren. Pobre Gándara. |
El viento se hizo sentir en esta etapa y pudimos ver lo fuerte que era por el efecto que producía sobre la laguna de Chascomús: levantaba enormes olas que pegaban sobre el paseo costanero.
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El viento juega con el agua en la Laguna de Chascomús. |
A partir de Chascomús tomamos la autovía 2, circulando por la banquina, bien alejados de los autos carnívoros, llegamos sin pausa hasta el puente sobre el Río Salado. En ese punto comienza el Partido de Castelli y se puede divisar el casco de la Estancia Guerrero. El hecho de estar ya al sur del Salado nos dio impulso para llegar a Dolores, donde haríamos noche.
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Gran golpe anímico positivo: el km 200. Necesario saberlo después de tanto cansancio por el viento en contra. |
A Dolores entramos por la vieja y fantasmal traza de la ruta 2, nos acomodamos en un hotel, a cenar y dormir.
Día 2:
Ni bien me levanté noté que las piernas habían acusado recibo del esfuerzo. Las alforjas y el viento en contra son un cóctel explosivo.
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Hermoso puente adoquinado -seriamente dañado- que fue parte del viejo camino a Mar del Plata. |
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Detalle que da cuenta del año de construcción del puente por parte del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires. |
Siguiendo por la Ruta 2 vimos varios puentes de lo que fue el viejo camino a Mar del Plata. Unos puentes muy lindos, de metal, con la calzada empedrada. Uno de ellos, ubicado a pocos km de Maipú, es de 1925 y muestra importantes marcas de deterioro.
El viento en contra no cedía (wind gurú no se equivocó) y por eso decidimos almorzar bien y no caer en el sanguche. Por eso fuimos al restaurante AMA GOZUA (Mamá Dulce en vasco) parada obligada en Maipú. Como faltaba mucho por pedalear le esquivamos a las morcillas y chorizos que hacen allí mismo. Por si no era suficiente nos habíamos hecho de unos bizcochos de gentileza que repartían en el peaje de Las Armas.
Tras dejar atrás el pueblo de General Pirán, y a unos 20 km de otro militar: General Vidal, abandonamos la autovía y nos internamos en el campo por un camino de tierra (¡Al fin silencio!) para llegar a nuestro destino del día: el Paraje Esquina de Arguas, cruce de caminos en los que solo están la pulpería (dicen que es de 1817, no lo se, pero que es del siglo XIX no hay dudas) y la escuela que es de 1887. Es decir un paraje que es anterior a cualquier línea ferrea, y a los caminos que hoy conocemos como "de siempre".
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La Esquina de Arguas y nuestras bicis. |
Llegamos a la Pulpería con los últimos rayos de sol. Nos esperaba su encargado, un tipo copado que conoce la zona y su gente como nadie. La pulpería es realmente hermosa, se conserva tal cual era en sus tiempos de gloria, con su barra protegida con barrotes de hierro que terminan en pinchudas puntas por si a alguien se le ocurre atacar al pulpero.
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Sentado en la barra, con una picada la naturaleza nos regaló este extraordinario atardecer y gratis. |
No solo nos prepararon una cena excelente -a la que llegamos previa picada- y un cuarto donde pasar la noche. Salvo algún ocasional turista, a la pulpería la visitan aquellas personas que siguen trabajando en el campo, una especie en extinción.
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El portero de la Esquina. |
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Luna llena en la noche de Mar Chiquita. |
La luna llena y un cielo limpio de luz artificial nos regalaron un panorama espectacular. Tras la sobremesa de rigor a dormir.
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Detalle de una cuenta de 1947. |
Día 3:
Nos levantamos temprano y re bien. En la matera nos esperaban unos mates y agua caliente. Pudimos ver la infructuosa lucha del pulpero contra los pollos que le picaban la tierra de la cancha de bochas.
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Puente de hierro en el camino que vincula a la Esquina de Arguas con Nahuel Rucá y más allá La Laguna de los Padres. |
Nos despedimos de la gente de la pulpería prometiendo volver y agarramos por un lindo camino de tierra hasta Nahuel Rucá, camino cuya antiguedad quedó en evidencia por sus hermosos puentes metálicos. Por comentarios de nuestros amigos de la Esquina se trata de una ruta que pasando por Laguna de los Padres te dejaba en Mar del Plata antes de que exista la ruta 2.
Divisando las construcciones de Vivoratá, pero sin entrar en el pueblo, tomamos el llamado camino de los Espinillos y por fin, tras más de 350 km de viento en contra, eolo nos empezó a ayudar. Ese camino te deja en la localidad de Mar de Cobo. Intentamos tomar otro camino para llegar -sin tocar la ruta 11- Camet norte pero no encontramos la forma y perdimos tiempo.
Finalmente divisamos la ruta 11. Hicimos unos pocos km rezando para que no nos lleve puesto algún relajado turista de esos a los que le gusta viajar con su familia jugando de cerca con la muerte circulando a muy alta velocidad.
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Bicisenda a Mar del Plata!!! |
Llegamos a Santa Clara del Mar sedientos. Repusimos líquido y tomamos la bicisenda que te lleva directo a Mar del Plata, ciudad que nos recibió pasado el mediodía con un sol espectacular.
Fueron 422 km en total en el que volvimos a comprobar que más allá de la bici que tengas, el entrenamiento que hayas acumulado, el viento que te toque, lo más importante para llegar es tener amigos como Norberto, Silvia y Carlos que le ponen la mejor onda y empujan a mil.
Jorge