sábado, 28 de enero de 2012

DESTINO MAR DEL PLATA. 407 KM A TODO PEDAL.


Saliendo tempranito. Ruta 210 y Ruta 6


El equipo en plena Ruta 2

Norberto tiró la idea y prendió en el grupo de amigos que terminamos completando quien escribe, Carlos y Silvia. El plan, que se viene concretando año a año, es unir nuestra Gran Ciudad con la de Mar del Plata en dos jornada a todo pedal. 
La época del año -enero- te tira ya que soñas con llegar a la playa y disfrutar a pleno Mar del Plata pero suma calor y tránsito intenso en las rutas lo que hace un poco stresante el trayecto.
Por otro lado, el viento, en enero, sopla generalmente hacia el sur y ayuda, pero no fue el caso de nuestro ansiado fin de semana.

Primera jornada. Destino Dolores.
El viernes, a la hora del amanecer, partimos de Alejandro Korn siguiendo la traza de la Ruta 210, hasta llegar a Brandsen. Allí tomamos la ruta 29 y en hilera de a uno avanzamos unos kms hasta tomar un camino de tierra que corre paralelo a las vías del FFCC Roca. Así es que pasamos por las estaciones Jeppener, Altamirano y Gándara.
En Gándara nos dio mucha pena ver sin movimiento a la fábrica láctea que hizo conocido el nombre de la localidad a lo largo y ancho del país. Pensar que de ahí salieron los postres Sandy que tanto me gustaban de chico. Pero por suerte llegamos a la Estación y la vimos impecable, realmente un orgullo para los que nos gustan los trenes. Y por si faltaba algo se escuchó un lejano silbato y vimos pasar con todo a la formación Talgo con destino a la Perla del Atlántico.
Estación Gandara

Seguimos viaje por camino de tierra y desembocamos en Chascomús. En la Ciudad compramos lo necesario para una sanguches que comimos en la orilla de la laguna y continuamos camino bordeándola para tomar finalmente la Autovía 2.
Poner una rueda en la RP 2 es todo un tema. Los autos que pasan a todo lo que da hacen un ruido ensordecedor lo que te aliena un poco y por efecto del asfalto el calor es enorme. Tal era el calor que a poco de salir de Chascomús Carlos fundió una cubierta que terminó toda deformada e inutilizable. Por suerte tenía otra.
Circulando por la banquina y con lindo viento a favor -lo que nos permitía ir a 30 km/h-, pasamos Lezama y llegamos hasta los puentes -y restos de algunos que ya no están en pie-  que cruzan el rio Salado.
Sobre la orilla Sur se puede ver el casco de estancia de Villa Raquel. Como era tanto el calor no dudamos en tirarnos a nadar un cacho en el Salado. Fue reconfortante.
Pero cuando salimos notamos que algo había cambiado: el viento. Se nos puso cruzado y por momentos en contra. Un bajón pero pilas pilas y seguimos adelante esquivando chaparrones que se veían a lo lejos. 
Señales de lluvia que no nos afectaron

Pasando Castelli y Sevigne, llegando al Cana N°9 la autovía se empieza a elevar y de algún modo rodear a la Ciudad de Dolores. Allí tomamos la vieja traza de la ruta 2, un tramo fantasmal con restos de las viejas parrillas y estaciones de servicio abandonadas, hoy solo pobladas por jaurías de perros que se nos vinieron encima.
Acoso de perros entrando a Dolores

Entramos a Dolores cansados pero enteros. Nos acomodamos en el hotel y fuimos a cenar a La Farola, un lugar impresionante para comer y hacer una linda sobremesa intercambiando vivencias y sensaciones de los pasados 185 km. Tras un helado a dormir.

Segunda jornada. El tramo más desafiante

Amaneció nublado y por suerte no pintaba tanto calor como el día anterior. Pero el viento no se nos quería poner de aliado. Así con mucho esfuerzo -pero ya sin tantos autos ya que muchos doblan en la RP63- le pegamos de un saque a General Guido, dónde entramos solo unos minutos para ver la Estación y el desvío del que sale el Ramal a Pinamar.
En este tramo y hasta el final del recorrido reina la soledad. No hay tantas ciudades y pueblos y se hace más duro el pedaleo desde el punto de vista psicológico. Así fue que el tramo hasta Maipú fue también muy duro por culpa del viento. Pero con unos compañeros como Carlos, Silvia y Norberto se sacan pilas de todos lados y se avanza.
Paramos un toque antes de llegar al km 300 para ver unas mulitas que estaban cerca de la ruta. Se ve que estaban tan aturdidas como nosotros por el escandaloso ruido que generan los neumáticos con el asfalto que pudimos agarrar una -un bebe- y ponerla lejos del peligroso asfalto (Nunca viene mal saber algo de nuestra fauna y en particular de las mulitas:
 http://www.patrimonionatural.com/HTML/especies/mamiferos/mulita/descripcion.asp). 
Fue un lindo golpe anímico llegar a Las Armas ya que allí esta el km 300 de la Ruta 2, a solo 100 km de Mar del Plata! Las Armas es muy lindo. Compramos comida y entramos a la estación presurosos ya que estaba por producirse el cruce de un servicio regular de Ferrobaires con la formación Talgo.  Llegamos justo y así pasó la hermosa locomotora con destino al mar. 
Cruzada de trenes en Las Armas

Preparando el almuerzo en la Estación Las Armas

En la estación dimos con el jefe y nos facilitó una mesa y sillas para que podamos almorzar a la sombra de frondosos árboles. La estación es hermosa y difiere de otras del mismo ramal. Se destaca un singular baño de hierro fundido con detalles en azul de principios del siglo XX o más viejo que se ve que era desarmable. A la salida del mismo se podía leer una leyenda que reza: "Abróchese antes de salir". 
Lo que siguió fue duro. Pasamos Gral. Pirán y paramos luego un toque en Gral Vidal. Descansamos un cacho y estiramos en lo que fue una clase improvisada de enlongamiento dictada por la profe Silvia.
Animados y "estirados" seguimos -ya a esta altura sin sentir las nalgas- hasta que vimos la Iglesia abandonada que se encuentra en la Estancia "La Micaela". Esta en el km 360 aprox de la Ruta 2. Es impresionante y poco pude averiguar de su historia. Será cuestión de volver.
Iglesia abandonada cerca de Vivorata

Llegamos a Vivoratá, nombre que viene del vocablo "vil-voro-ta" que significa lugar lleno de osamentas. Esta el enorme frigorífico y Carlos pudo divisar el terraplén que cruza la ruta 2 y en el que se asentaban las vías que iban a Juancho.
Caía la tarde y las fuerzas. Algún gel, frutas secas y mucho líquido ayudaban a seguir. La ruta es recta y monótona, salvo los cruces de los arroyos Vivoratá y Los Cueros y el recorte del lejano perfil de las sierras a la derecha, no hay nada. Paramos en Cobo a buscar algo de tomar cuando ya estaba cayendo la tarde. En ese momento cambiaba mi bici por un Baggio si es que no aceptaban pesos.
Tomamos el acceso a Santa Clara del Mar y tras unos 12 km ... finalmente el MAR! Fue muy lindo ver el mar y a lo lejos la Ciudad de Mar del Plata. Tomamos una linda bicisenda que une las dos ciudades y entrada la noche y con un viento a favor piola, llegamos a destino.
Bicisenda que corre entre Santa Clara del Mar y Mar del Plata
Hermosa la torre de Agua en Mar del Plata

Una linda experiencia que espero repetir y en la que lo fundamental, más allá de la bicicleta, el clima o el viento, son los amigos y compañeros de ruta, el verdadero motor que te lleva a donde quieras.
Jorge
Más fotos:
https://picasaweb.google.com/104851215607600944369/BUENOSAIRESMARDELPLATAENERO2012?authkey=Gv1sRgCP-OkpqVwd3sdA

jueves, 12 de enero de 2012

LOS CAMINOS A LAS ALTAS CUMBRES. DESDE CURA BROCHERO HASTA EL CONDOR.


El viejo y el nuevo Camino de Altas Cumbres, al techo vial de Córdoba.

Soy un ser de llanura. Donde vivo y ando en bicicleta casi todo el año es un llano, salvo los pases por las Barrancas de la zona norte, todo es plano y lo peor que nos puede pasar arriba de la bici es un viento en contra. 
Por eso, el ir a correr todos los años el Rio Pinto y participar de otras competencias en zonas serranas, constituye todo un desafío para los que vivimos en Buenos Aires.
Pese a ello, le pongo pilas y si pinta subir a algún lado voy. Y estando en las sierras cordobesas no podía dejar de hacer el camino de las Altas Cumbres, tomando como punto de destino el paraje El Cóndor a más de 2000 mts sobre el nivel del mar.
A la cima se llega por el camino "nuevo" de asfalto o por el viejo de tierra, piedra, arena y qué se yo qué más. Decidí subir por el viejo y bajar -si llegaba- por el nuevo. La decisión fue buena y mala, ya verán por qué.
Estos carteles a los que llegas fusilado, los ves y decís: "Recién estoy acá???"
Un poco de historia. Infaltable el Cura Brochero.

En 1883 se empezó a gestar en la cabeza del Cura Brochero la construcción de un camino que vinculara a través de las Sierras Grandes, la zona de Traslasierra con la Ciudad de Córdoba. Brochero hizo incansables gestiones para que se haga la obra y finalmente se iniciaron los trabajos en 1915 siguiendo el sendero que ya habían empezado a marcar los pobladores con sus caballos y burros y enseres.
Como todo camino de montaña posee maravillas de ingeniería y los que pudieron empezar a circularlo en 1918 dieron cuenta de ello. Es un camino complicado, cerrado, jodido, pero que con paz se lo puede transitar disfrutando de hermosos paisajes. 
El transito creció y se decidió construir una nueva ruta, el nuevo "Camino de las Altas Cumbres" que corre "paralelo" al viejo. La construcción arranca en la década del '60 del siglo XX y se termina en los '90.
Hoy ya no circula mucha gente por el viejo camino ya que esta lejos de brindar las prestaciones que otorga el nuevo y además el viejo esta hecho pelota (se lo usa para correr dos etapas del rally mundial). 
Pero una cosa son los autos y otra lo que andamos en MTB, a los últimos nos gusta que las horquillas y las cubiertas laburen ya que las pagamos bien pagadas para eso, precisamente.
La subida. Un dolor de bolas pero qué lindo!.
Salí de la plaza del pueblo de Cura Brochero y encaré el viejo camino de las Altas Cumbres hacia el tramo que bautizaron "Camino de los Artesanos". 
Qué loca es la cabeza ya que a los primero dos kilómetros estaba muerto y arrepentido de haber salido. Y pensando que todavía restaban 40 km de subida intensa y pesada.
Era psicológico ya que al toque estaba pilas y si bien el terrono arenoso y suelto no ayudaba, subía y subía y pispeando para atrás descubrías que habías subido una bocha. 
Lo mejor es no pensar. Solo trepar en busqueda de mejores paisajes y si recorriste mucho o poco ni lo sabes. En el camino no hay señales que marquen distancias -salvo en la primera etapa- así que solo hay que pedalear.
Pasas el Puente del Cura y al toque llegas al hermoso pueblo de Villa Banegas. Qué lindo lugar. No vi a nadie pero calculo que avanzada la jornada cobraría vida. 
Villa Benegas y su capílla.

Tras la villa el camino era de terror. Arena y piedra suelta que comen piernas a lo loco. Hacen más duro el camino que la propia pendiente. Crucé una cuadrilla de vialidad que estaba trabajando con una Champion y tirando tierra en algunas partes del camino. Los que lo visiten en unos días posiblemente encuentren mejor al camino.
Los muchachos de la cuadrilla me dieron ánimo cuando vieron como derraban las Michelin de mi bici en la piedra suelta. Fue un lindo empujón anímico al grito de "Vamos! Vamos! Fuerza!".
No suelo sudar copiosamente pero en medio de la trepada noté como corrían por la cara gotas de sudor. Pero saqué pilas y no paré -salvo para sacar fotos- hasta llegar al páraje Giulio Cesare.
Los paisajes del trayecto son imponentes. Las sierras son realmente altas y el clima cambia notablemente. Los últimos metros hasta llegar a Giulio Cesare fueron piolas ya que cuando divisé la ruta nueva me dio un golpe de adrenalina y hice los últimos km como el final de una carrera.

Uno de los tantos puentes. Este se encuentra llegando a Giulio Cesare.

El tramo final. Giulio Cesare a El Condor.

La trepada es realmente dura pero, como todo, se llega. Ahora bien, llegué y ¿qué me encontré? Nada. Tan solo un cartel que dice Giulio Cesare. Capaz no vi bien pero no había nada. Ni almacén ni otra cosa. Pero bueno, de pueblos fantasma ya tenemos un posgrado.
Sin detenerme me subí al asfalto del "nuevo camino" de las Altas Cumbres y avancé -con subidas incluidas y un fuerte viento en contra- por unos 11 km hasta el paraje El Condor.
La Pampa de Achala, el sector más alto del camino pese a que no se ven picos o cuestas.

Paraje El Condor. En plena Pampa de Achala.

Recordatorio al Cura Brochero en La Posta.

Llama la atención que en la Pampa de Achala -reserva hídrica de la Provincia de Córdoba- la temperatura baja mucho. Sentí algo de frío pese al intenso calor que hizo en el valle y mientras subía.
En el parador El Condor te atienden muy bien, se comen unos sanguches muy ricos y tienen cosas dulces muy tentadoras. Además, te atienden de primera. El parador es como una convención interprovincial. Lleno de gente que va y viene de un lado u otro de la sierra desde todos los puntos del país. Paran a descansar santiagueños, porteños, cordobeses, chubutenses, jujeños, etc.
Un lindo lugar para llegar después de una gran subida.

El retorno al valle por el "Nuevo -y terrorífico- Camino de las Altas Cumbres".

Fue un error volver al valle de Traslasierra por el camino asfaltado. Sería la época del año que hace que el tránsito se incremente mucho o justo estaban todos locos pero la vulnerabilidad del ciclista en una ruta como esa es ENORME.
Los autos pasan a mil, haciendo maniobras de sobrepaso en lugares prohibidos, prohibidas por la ley vial y por EL SENTIDO COMÚN. No hay banquinas y en muchos tramos a pocos centímetros de la raya blanca se encuentra el abismo.
Todo para abajo!

Después de Giulio Cesare arranca, efecto, una bajada infernal hasta Mina Clavero. Una pendiente que te permite ir a 55 km/h sin esfuerzo pero hay que tener en cuenta lo siguiente: cuando los autos -y ni hablar los camiones- pasan generan una corriente de aire que te desestabiliza, hay curvas muy muy cerradas que cuando las tomas te encontrás con un viento en contra grosso. Para ir disfrutando de la velocidad y en bici deberías ir por el medio de la calzada. No se puede. Y como vas por el borde tenes que tener en cuenta que si mordés el talón de la cinta asfáltica a esa velocidad te vas al carajo.
 La verdad es que no la pasé bien. En varios tramos tuve que bajar de la bici y ver si no venía nadie de frente o por detrás ya que muchos conductores son muy imprudentes. Te la pasas puteando. 
Los motores -salvo excepciones- son fieles y responden a todos nuestros caprichos y muchas veces perdemos la noción de si estamos manejando bien o mal. Por eso es bueno que quienes podamos estar manejando como el orto sepamos que hay alguien en el mundo -distinto a su inseparable y siempre fiel motor (en tanto los alimentes con nafta y lubricante, claro)- que opine que el que conduce es un forro total.
Una hermosa quebrada. Más abajo Mina Clavero.

Ya llegando a Mina Clavero, y ni bien encontré un camino de ripio, lo tomé. Y así entre calles apacibles volví a Cura Brochero. 
La experiencia fue muy linda. Los paisajes te dejan sin palabras. Pero hubiese sido mejor volver por el mismo lugar en que subí. 
Entre la trepada y la bajada sumé 100 km clavados. 

Jorge

miércoles, 11 de enero de 2012

LOS CAMINOS DEL CURA BROCHERO EN TRASLASIERRA. UNA VUELTA SERRANA POR NONO, ALTAUTINA, VILLA DOLORES Y LAS CALLES.


Los colores del atardecer en Traslasierra. Camino a Nono pasando por la Comuna de Las Calles.


Los Caminos del Cura Brochero.
La hermosa zona cordobesa de Traslasierra tiene una larga historia desde los Comenchingones hasta la irrupción del Cura Brochero, quien con su incansable labor -no solo pastoral- transformó el valle dotándolo de infraestructura para sus pocos pobladores. 
El Cura José Gabriel del Rosario Brochero nació en Córdoba en 1840 y en 1869 fue designado como párroco en las sierras grandes donde desplegó toda su actividad pastoral por más de 45 años.
Hoy las viejas sendas de Brochero, en las que solo transitaban caballos, burros y algún que otro carro, sobreviven muy bien y constituyen una linda alternativa para conectar los distintos pueblitos y puntos de interés del cada vez más visitado valle cordobes.
Algunos senderos hoy se han convertido en rutas, y otros siguen siendo sendas muy apropiadas para los que gustan del trekking o el MTB. Hay una asociación -Movimiento Transerrano Senderos del Cura Brochero (http://www.cabalgatabrocheriana.com)- que mantiene señalizados los caminos, señales amigas que me gustó encontrar cuando pedaleaba en medio de la nada.
Estos son los carteles que se encuentran por toda la zona. Acompañan las sendas de Brochero.
Acá el sendero llega -tras una importante trepada a pie- a la traza del nuevo camino de las Altas Cumbres.

Uno de los senderos más atractivos que pude hacer -a pie- es el que conecta Los Algarrobos (Nono) con la cumbre de las Sierras Grandes, llegando a la traza de la nueva ruta o camino de Altas Cumbres. Tras superar la cinta asfáltica en dos tramos y después de una bajada importante se llega al rio Chico de Nono y podes disfrutar de hermosos pozos y ver miles de bichos. Impresionante.

Todos los recorridos que hice en la bici tuvieron como objetivo seguir las sendas trazadas por los Comechingones y el Cura Brochero.

Subiendo y bajando por Nono, la Ciénaga de Allende, Altautina y su cuesta, Villa Dolores y Las Calles.
Tuve la suerte de parar en un lugar genial, el camping Casas Viejas, en Los Algarrobos, subiendo 8 km hacia la sierra desde Nono. Atendido por Manuel y Luciana, el lugar tiene su onda, un maillin, su arroyo y paisajes y vistas preciosas en todo momento del día. También -al estar arriba en la sierra- moran en él varios lagartos y cientos de insectos y pájaros extraños en BsAs. Además en el camping paraba gente muy copada , lo que lo hacía mejor aún.
Cerca de las 11 hs -un error- salí hacia el pueblo de Nono, crucé el arenoso lecho del rio Los Sauces -de donde se ven bien los cerritos en forma de tetas que le dan nombre a la localidad- y me interné en un caminito lleno de arena -lo que hizo que me caiga en dos oportunidades- y en franca subida, que te deja en medio del valle, una zona árida y muy despoblada. Tras unos km llegué a un paraje llamado Pozo del Algarrobo, del que salía un caminito que no figuraba en el GPS. No encontré a nadie para preguntar y me mandé. No le erré y así llegué al cementerio de la Ciénaga de Allende -típico de Córdoba, chiquitito y alejado de los pueblos-, lugar en el que podría haber terminado si es que no estaba nublado ya que la temperatura era muy alta y no quiero imaginarme lo que sería con el sol del mediodía.
En el pueblo no había nadie. Un lindo lugar, su típica capilla y una canilla pública con agua que resultó ser salvadora. Por ahí pasa una ruta -de tierra- que al igual que muchos caminos de las sierras, están decorados con pequeñas ermitas con virgenes y santos, cientos. No se si es que recuerdan a alguien en particular o son expresiones de fe.


A lo largo del camino decenas de ermitas, de todo tipo y material. Talladas en piedra, de ladrillo  ...  todos los santos y vírgenes. Y el Gauchito Gil no podía faltar.

A medio camino hacia el pueblo de Altautina -el plato fuerte de la salida- vi un llamativo cartel que señalaba la entrada a un monasterio Purísima Madre de Dios de los Monjes de la Santa Cruz. Unos carteles con unas letras estilo gótico señalaban el camino hacia el enigmático lugar, camino que se hacía cada vez más salvaje y que en un momento se convertía en sendero. No pude seguir ya que tenía mucho más por delante. Por suerte se pueden ver fotos en internet del lugar ( http://www.monjesdelasantacruz.com.ar/MonasterioPurisimaMadredeDios.html ) y algún día voy a ir.
Pedaleando en un camino arenoso, todo es esfuerzo y no me di cuenta que de algún modo estaba subiendo. Así llego a ver un cartel que dice "Cuesta de Altautina" y a la margen del camino un paisaje que dejaba ver un valle allá abajo, lejos. La famosa cuesta es un hermoso "camino de herradura" que fue delineado por el Cura Brochero en 1870 y fue habilitado en 1892. Una bajada que deja atrás la Sierra de Pocho en medio de un frondoso bosque de algarrobos del que salen al cruce lagartijas corredoras y pájaros muy vistosos.

La bajada hay que hacerla con prudencia ya que el camino no esta muy bien mantenido y hay mucho terreno suelto lo que obliga a ir aplicando freno en todo momento.
Se llega finalmente a Altautina. Un hermoso pueblo con su posta, los burritos cordobeses, una hermosa capilla que fue levantada en 1896.
Capilla de Altautina. Se viene la lluvia!

Cabe aclarar que desde que había salido de Nono hasta Altautina no me había cruzado a nadie, ni a pie ni en auto. En el pueblo me abrieron el almacen y pude comprar una bebida ya que estaba con poca agua. El dueño del almacén, muy gamba me contó de la historia y actualidad de la zona. 
De ahí al proximo destino -Villa Dolores- es un paso ya que el camino va en suave descenso. Lo malo es que ese camino -naturalmente precioso- se convirtió en un vertedero ilegal de basura: animales muertos, desechos patológicos, cubiertas de auto, un asco. No entiendo por qué nadie controla eso. En ese contexto corté la cadena. Por suerte la arreglé y seguí camino.
Llegué a Villa Dolores, una ciudad enorme, y me fui derecho a la estación de tren, a la que había llegado hace ya 22 años en plan de mochilero. Un edificio hermoso contruido por el BAP (hoy FFCC San Martín).
Estación Villa Dolores del FFCC San Martín. Allí estuve cuando había trenes -y vías- con  amigos hace 22 años.

Se hacía tarde y tenía por delante 41 km de pura subida, con chaparrones aislados y sobre una ruta muy angosta y peligrosa con gran movimiento de camiones y omnibus que pasan a todo lo que da. Pasas por lindos pueblos como Villa de Las Rosas, Los Hornillos, Las Rabonas pero el esfuerzo que hay que hacer es enorme. 
Ni bien encontré un camino de ripio que entraba a Nono lo agarré con tal de reducir los riesgos de morir bajo las ruedas de un automotor. Entré así a las hermosísima comuna de Las Calles, me compré una tarta de frutillas (llegó destrozada al camping después de 8 km de camino de montaña) en Eben Ezer, lindo lugar que funciona en un edificio de 1831 que fue pulpería sobre el viejo camino a Córdoba.
Parada obligada para probar unos licores y comprar tarta de frutilla. Eben Ezer en Las Calles.

Llegué al camping a las 22,00 hs después de haber pedaleado poco más de 120 km con todos los ingredientes, habiendo utilizado todas las relaciones de mi bici pero muy contento por haber conocido con mucho sudor esos rincones tan lindos de Traslasierra.
Jorge