lunes, 6 de abril de 2009

DOBLE BRAGADO TERRA 2009

Medalla
Cena al final del día en Chivilcoy



Antes de partir en el Parque Municipal de Alberti


Fue mi primera carrera de rural bike y no creo que sea la última. Fue una experiencia hasta ese momento para mí desconocida, una mezcla de improvisación –de parte mía-, dolor, sed, cansancio, esfuerzo, alegría, reiterados golpes y emoción.

Cuando Marcelo Adam me dijo de participar pensé que me estaba cargando, no solo estaba debidamente preparado sino que mi bici no se encontraba en condiciones de ponerla en carrera. Finalmente me anoté por internet, corrí a la bicicletería a comprar cubiertas nuevas y acondicioné la máquina.

La premisa era llegar descansado al día del evento pero ya nos habíamos comprometido a asistir a una cita ineludible: la primera salida del año con los Mega. Fue así que el sábado 28/03 tiramos con Ale Pol y amigos más de 85 km por el Delta y si bien los hice tranquilo me dejaron un leve cansancio que se hizo sentir al día siguiente, en la “Doble Bragado Terra”.

Salimos para la localidad de Alberti –punto de partida de la carrera- Marcelo, Nico, Dany y yo y llegamos a eso de las 11.30 hs. Allá nos esperaban Omar, Lionel, Grace, entre otros.

Tras habernos acreditado y almorzar frugalmente, le pusimos los números de identificación a las bicicletas y fuimos para la plaza de la ciudad de Alberti. Cuando llegamos vimos que toda la gente daba vueltas por la ciudad haciendo un enorme círculo y de ese modo “calentar” las piernas para la inminente llegada. Advertí en ese momento que la gran mayoría de la gente ya tenía experiencia en este tipo de eventos y que casi todos montaban unos fierros impresionantes. Mi Vairo 4.0 no se iba a quedar atrás pero el nivel de bicicletas era muy bueno. Antes de salir tuve la precaución de tomarme un litro y medio de líquido pero esa actitud previsora al poco tiempo despertó al necesidad de evacuar la vejiga para lo cual me separé del grupo de corredores que daban vueltas a la plaza como si fuese la Meca y entonces encaré para el cuartel de bomberos de Alberti. Al tratar de subirme a la vereda se produjo la primera caída de la tarde: mordí mal el cordón y di de lleno contra la vereda. Me pegué un golpe enorme y me raspé el brazo. Así arranqué: golpeado y con un hilo de sangre cayendo por el brazo. Un campeón.

A las 14.00 y tras colocarnos en la “manga” salimos al ruedo. Al toque la tierra, gente pasando a mil y nubes de polvo. Arranqué tranquilo: 22 km/h pero como el camino era angosto y la densidad de ciclistas altísima traté de pasar a algunos pero era casi imposible.

A los 20 km me puse de acuerdo con una competidora que conocía muy bien los caminos y tirando un rato cada uno me alertó de lo que se venía en materia de arena. A los pocos kilómetros se me alejó y no la pude alcanzar. Seguí pedaleando, esta vez a la par de un flaco que me volvió a repetir lo mismo: “Después del cruce de la ruta 46 se viene el arenal, no te quemes”.

Para ese momento la necesidad de agua se me hizo insoportable. Ya había pasado a mucha gente que buscaba líquido por todos lados. Vi ciclistas golpeando la ventanilla de una ambulancia reclamando agua, otros entrando a campos a buscar ayuda en las casas. Un panorama por momentos dantesco.

Finalmente llegó el médano famoso. Criminal. Imposible pedalear, tras una caída tuve que renunciar al pedaleo y seguir caminando, arrastrando la bici como podía. Así fue hasta llegar a Bragado: parte caminando y parte pedaleando. En total me habré ido a la arena unas siete u ocho veces. En el peor momento de la carrera –sed, calor- apareció una ayuda inesperada en el medio de la nada: unos muchachos que estaban con un camión de soda me dieron un cubito de hielo.

La entrada a la ciudad de Bragado no fue muy feliz ya que al padecimiento de la sed –insoportable- se le sumó los malos olores provenientes de un frigorífico. Casi vomito.

Ya en el ejido urbano llegó la salvación gracias a los vecinos que le proporcionaban a los ciclistas agua y un manguerazo salvador. Todo fue mucho mejor después de ese gesto.

Atravesamos la ciudad bajo el muy bien organizado control de tránsito a cargo de policías y boy scouts. Desde la hermosa plaza principal de Bragado bajé hacia el lado de la laguna a más de 30 km/h y entré al Acceso Juan D. Perón. La gente al costado del camino aplaudía y alentaba, fue muy copado.

Pasé el esperado –y ya tardío- puesto de hidratación (a 50 km de la largada) y encaré el tramo final de la competencia con muchas más pilas.

Entré pila pila al camino que corre en paralelo a las vías del FFCC Sarmiento con sentido a Mechita. Allí vi una cosa que me llamó la atención: un competidor tirado en el piso, re duro y asistido por una ambulancia. La bicicleta tirada a un costado. Un pibe que venía delante de mí se acercó y yo pensé que era para ver o brindar ayuda pero no! Agarró la caramañola del convaleciente y se tomó el contenido. A lo que lleva la desesperación…

Uno de los momentos más lindos de la carrera fue entrar a Mechita. La gente en la calle saludando, brindando su colaboración con botellas de agua para los ciclistas. Pasé el pueblo a toda velocidad -ya que el estado de las calles lo permitía- con destino a la abandonada estación Larrea del FCO.

Por más que quería no podía superar los 24 km/h y venía solo. Por suerte a unos pocos km de la llegada se me acerco un grupo de ciclistas y arreglamos en ir tirando 500 metros cada uno y llegar en banda a Alberti. Así llegamos a la ciudad con un promedio de 27 km/h.

Al toque divisamos el Cementerio de Alberti y el asfalto. Ahí tiré lo más que pude: 30/32 km/h. Unas cuadras de tierra por adentro de la ciudad, el parque municipal, una vuelta y a lo lejos el arco de llegada. Una emoción total sentir los aplausos de la gente y a unos cincuenta metros de cruzar la meta oír tu nombre en los altoparlantes. Crucé la línea con todo y lo primero que busqué fue agua o cualquier cosa para tomar. Sin que me diera cuenta me colocaron una medalla en el cuello y le sacaron el número identificatorio (el 209) a la bici.

Llegamos todos los de la banda que partimos de Buenos Aires y eso, en definitiva, fue lo mejor: que la hayamos terminado todos.

Para la próxima espero estar mejor preparado, tomar referencias del camino, cuidar lo de la hidratación y lograr que algunos padecimientos no se lleven el protagonismo de la competencia.
Muy buena la nota aparecida en la página http://www.infobiker.com.ar/, a la que remito ver: http://www.infobiker.com.ar/noticias.php?idnoticia=7406

Hasta la próxima.

Jorge

Fotos: mías y de Marcelo Adam